El docente en comunicación social de la Universidad de Río Negro, Roberto Samar, dialogó en el programa El Espejo con Luis Coria sobre la idea de querer combatir la violencia con el uso de armas de fuego.

Ese discurso, sostiene Samar, es una construcción que se la conoce como «criminología mediática», según el término que usó el juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Raúl Zaffaroni. En repetidas ocasiones las producciones que genera la industria del entretenimiento muestran policías heroicos, rompiendo las reglas para salvar una mujer y utilizando armas como respuesta a los problemas.

Roberto Samar en el programa El Espejo con Luis Coria por Radio Los Toldos

En un artículo que replicó La Posta, titulado «Armas, géneros y violencia», Samar brindó algunos datos que desacreditan esas opiniones. En diálogo con El Espejo dijo: «Las personas que terminan armándose generan las condiciones de posibilidad de otros tipos de violencia».

La alternativa, propuso Samar: «hay que buscar estrategias de resolver los conflictos desde otros lugares, la gestión de los conflictos». Y explicó que «EEUU es el país con mayor cantidad de presos en porcentajes y en cantidad, el país con más presos en todo el planeta». Pero no es el país que tiene menor tasa de homicidio. «Hay estados que tienen pena de muerte y esos estados tienen tasas de violencia más elevadas de los que no tienen pena muerte».

Esto se explica porque «el discurso de la ‘mano dura’ termina acrecentando más la violencia».

Samar además hace hincapié en las asociaciones de masculinidad y violencia que existen en nuestra sociedad y no están visibilizadas. Así es que «el 96% de las personas detenidas en nuestro país son varones, los femicidios los cometemos los varones, los homicidios, la mayoría también los cometemos los varones. En realidad hay algo en nuestra construcción cultural que va asociando esto de masculinidad y violencia».

Esa violencia se ve muy claramente en el caso de la dirigida contra las mujeres. Las publicidades que proponen a la mujer como un objeto o cosa, los chistes misóginos en los grupos de varones, el acoso callejero: «hay toda una construcción cultural que es la que genera las condiciones de esa violencia más extrema que nos indigna», explicó.

«Más allá de cuestionar al femicida, lo que tenemos que también es revisarnos, cuáles con las actitudes y prácticas que legitiman esa violencia cotidiana que sufren las mujeres», señala Samar que además trabaja en la subsecretaría de las mujeres de la provincia de Neuquén.

Entre las posibilidades de cambio, sostuvo, «hay un proceso muy interesante que están viviendo las mujeres, uno ve los encuentros multitudinarios» pero alertó que «lo que falta y lo que cuesta es que los hombres nos cuestionemos, empecemos a problematizarnos de estas violencias».

Esa construcción social funciona para los hombres como mandato, dijo, por eso «para reducir la violencia de género, una de las claves es que los varones nos involucremos cuestionándonos entre nosotros, que nos animemos a romper esos pactos de varones de decir no».

Adjuntamos audio de la entrevista: