(PUBLICACIÓN PEDIDA)

A partir de que el presidente Néstor Kirchner  ordena bajar los cuadros de Videla y Bignone de las paredes del Colegio Militar y el gobierno asume los Derechos Humanos como verdaderas políticas de estado, se inicia un período de 12 años de reparación histórica con una generación que convivió con los crímenes de lesa humanidad cometidos entre el `76 y el `83.

Además de promoverse la declaración de la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final enjuiciando y condenando a màs de 622 genocidas y procesando a 889, se contribuyò enormemente a la búsqueda de Nietos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, en la que se brindò apoyo a estas organizaciones que encontraron màs de 118 nuevos hijos de desaparecidos a quienes se les restituyò su identidad.

Pero el 10 de diciembre de 2015 cambiamos. Regresaron los discursos que tratan de instalar la teoría de que lo que realmente ocurrió en la dictadura fue una “guerra sucia” militares y guerrilleros. Asì lo afirma Macri, agregando que “en realidad no sabe si fueron 30.000 o 9.000 los desaparecidos y que “no le interesa participar en el debate sobre lo ocurrido en esos años”. Habla de “mirar hacia adelante” y “dejar el pasado atrás”. Discurso de aquellos a quienes no les conviene poner atención al retrovisor porque la complicidad los incrimina en negocios con los genocidas durante ese pasado brutal.

Desaparecieron trabajadores, sindicalistas, estudiantes y adolescentes, violaron mujeres y robaron bebès. También “vencieron” a un puñado de guerrilleros que respondieron con violencia a una violencia comenzada por los militares con sus constantes golpes a la democracia. Extraña “guerra sucia” entre dos bandos tan dispares la que nos quiere vender el presidente. No fue una guerra, fue una masacre organizada desde el estado.

Pero tanto el PRO como el radicalismo prefiere volver hacia atrás. Por eso el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata prefiere ayornarse a las nuevas políticas de gobierno macrista y concedió el beneficio de arresto domiciliario al represor y condenado por crímenes de lesa humanidad a Miguel Etchecolatz.

Todavìa esperamos que las autoridades locales que impulsaron que gane el macrismo, puedan fijar una posición clara de repudio a esta decisión jurídica y claramente política de beneficiar represores. Al menos el intendente, que pertenece al partido que vio a Alfonsìn enfrentarlos y enjuiciarlos. Por el momento sòlo podemos decir que cambiamos, cambiamos hacia atrás…

Y es cierto, cambiamos, cambiamos hacia atrás.

 

ANDRÉS COLICCHIO

DNI 28.142.739