Muchas veces se habla en los discursos, medios, tribunas o en propuestas electorales sobre cultura y educación pero que en muchos casos no pasa de lo meramente declarativo.
Muchas definiciones sobre cultura podemos encontrar, desde un concepto clásico entendiendo a la cultura como un conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver necesidades de todo tipo.
La definición clásica de cultura en la Iglesia católica se encuentra en el concilio Vaticano II:
Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos, e incluso a todo el género humano. (Constitución dogmática Gaudium et spes, 1965, n. 53)
La cultura contempla los valores, las tradiciones, la educación formal y no formal, la historia, etc. De un pueblo por el cual trasciende del presente inmediato.
Toma la historia de nuestros antepasados, valora el presente y proyecta el futuro de un pueblo.
En los 8 años como Intendente entendí este concepto y su importancia por eso la jerarquización como Secretaría al área de cultura Municipal, dotándola de un presupuesto propio y acompañamiento a los trabajadores de la cultura y artistas locales como parte de la misma.
En estos días nos anoticiamos de los cambios de gabinete en el gobierno municipal donde la Cultura nuevamente pierde participación, jerarquía e importancia con respecto a las otras áreas.
De comienzo de esta gestión se la redujo a una subsecretaría donde depende de las decisiones de otra área de gobierno y hoy nuevamente se la reduce a una mera dirección, sin presupuesto y sin poder de decisión sobre la política a implementar.
Es parte de un doble discurso permanente, donde se habla que es muy importante y lo acompaña con una foto y se hace otra cosa, excepto que crean que todo inició el 10 de Diciembre, que se reinició la Ciudad como lo dice soberbiamente su propia publicidad sin tener en cuenta la Historia de la Ciudad, sus luchas, sus esfuerzos, sus instituciones y el crecimiento y desarrollo de las mismas.
Dr. Rubén Darío Golía.