Después de tres meses de entrada en vigencia de la venta legal de cannabis en Uruguay, se produjo un cuello de botella por la alta demanda y la escasa producción. Las farmacias autorizadas a vender marihuana para uso recreativo no reciben cannabis desde hace dos semanas y el Estado, que controla la venta y calidad de la producción, anunció la suspensión de la distribución hasta mediados del mes próximo.

Tres meses atrás, el 19 de julio, dieciséis farmacias comenzaron a vender cannabis a unos cinco mil uruguayos que se habían registrado para poder comprar el producto en los comercios habilitados. Sin embargo, tras la presión del sistema financiero norteamericano, que anunció el cierre de las cuentas bancarias de los comercios que venden cannabis, varias se bajaron. De las diez que quedan, según el relevamiento que realizó el diario local El Observador, nueve no tenían stock desde hace más de dos semanas.

Para Martín Collazo, investigador del equipo Monitor Cannabis de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, “va a seguir habiendo dificultades porque el problema es que en Uruguay hay un universo de 160.000 consumidores de cannabis, aquellos que declaran haber consumido en el último año, y una producción escasa para cubrir esa demanda. El registro de compradores pasó de cinco mil personas que se inscribieron antes de que las farmacias comenzaran a vender, a diez mil en las dos semanas siguientes, y hoy ronda los catorce mil”.