Hace unas semanas atrás se conoció por medio de un reporte de la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas (ISID) que Argentina había tenido su primer caso autóctono de meningoencefalitis amebiana primaria (MAP) provocada por el parásito Naegleria fowleri, también conocido como la “ameba asesina” o “ameba come cerebros”.

La víctima fatal del caso fue José Pedernera, un niño que falleció en febrero de 2017 a causa del parásito que le ingresó por la nariz cuando se sumergió en las aguas de una laguna de Vedia.

El caso causó alarma en la población sin que se supiese exactamente las características de lo sucedido y las probabilidades que sea el inicio de un fenómeno de mayor amplitud.

La Posta realizó intensas gestiones para dar con un especialista en un tema tan complejo como son las infecciones causadas por parásitos. Así entrevistamos a la voz autorizada por el Minsiterio de Salud provincial para referirse al caso, el reconocido Dr. Eduardo López: infectólogo pediatra, Director de la carrera de Especialista de Infectología Pediátrica en la Facultad de Medicina de la UBA y profesor de Pediatría. A su vez es Jefe del Departamento de Medicina en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

Parece que fuera una meningitis

Según explicó a La Posta, «La meriva encefalitis por ameba de vida libre (otra variante científica para designarla) es una enfermedad poco frecuente. Es una enfermedad que está en lagos, arroyos o lagunas de agua dulce más bien cálidas. Habitualmente hay distintas especies que pueden dar esta enfermedad, de las amebas de vida libre la más frecuente es la llamada naegleria que es la que padeció el chico que se contagió probablemente en la laguna. Después esta la acanthamoeba que también es otra posibilidad de contagiarse. Estas son las dos especies más frecuentes, hay una tercera pero que es mucho menos frecuente».

López explicó a La Posta que es una enfermedad rara y que en Argentina no hay reportes prácticamente. La principal complicación que produce, señaló, es el diagnóstico que en general se produce tardíamente, como en este caso: «porque al comienzo, sobre todo en la forma de meriva encefalitis naegleria, parece que fuera una meningitis provocada por bacterias, lo que los médicos llamamos meningitis purulenta y uno le da antibióticos y los antibióticos comunes no responden. Entonces, se pierde un tiempo precioso muy importante porque la naegleria responde a antifúngicos, o sea drogas contra los hongos».

Otra de las características de la enfermedad, explicó el reconocido médico, es que la mortalidad es muy alta «porque forma en el cerebro lo que se llama granuloma, con gran destrucción del cerebro en zonas nobles, y el paciente fallece finalmente muy rápidamente».

Otra variante de una enfermedad por ameba es la infección de córnea, sostuvo, llamada queratitis y producida habitualmente por la acanthamoeba. En ese caso no siempre reviste la gravedad para llegar a enfermarse, explicó López.

«Es una enfermedad rara, no solo en la Argentina sino en los países consolidados en el mundo«, contó a La Posta.

Condiciones para desarrollarse

Entre las condiciones ambientales que favorecen la aparición de este tipo de enfermedad, López señaló que la ameba circula libremente y se encuentra habitualmente en aguas dulces y cálidas por lo que las infecciones de este tipo suele aparecer generalmente en verano. Su hábitat más común es el suelo y circula en aguas dulces.

El ingreso al cuerpo humano, contó López, se da cuando penetra por orificios «habitualmente por orificios nasales, pero también puede penetrar por lastimaduras abiertas de la piel. Entonces, a través de la vía del nervio olfatorio llega al cerebro y produce esta destrucción masiva, aunque también puede penetrar por los ojos y dar esta queratitis, esta infección de córnea».

 

«Es una enfermedad rara, yo creo que es para bajarle un poco, que no sea cosa que cada vez que uno pone los pies en una laguna vamos a estar infectados”, calmó los ánimos López.

«Lo lógico es que si uno va a la laguna es que no se zambulla ni meta la cabeza debajo del agua, porque está el riesgo de enfermarse«, sostuvo y explicó que no sólo puede darse en aguas dulces de lagunas: «También puede ocurrir infección en piletas de natación mal cloradas, porque la ameba también puede estar presente en el suelo, puede estar presente a veces, sobre todo la acanthamoeba, en jacuzzis que no se lavan, que no se higienizan.

¿La contaminación contribuye?

Otro punto que en nuestra zona se ha sumado a la preocupación es por la reciente noticia que indica que la planta depuradora de Junín que no está funcionando, y por lo tanto vierte al Río Salado los afluentes cloacales.

Consultado al respecto, López estableció «Por supuesto, a medida que aumenta la contaminación, el riesgo de infección es mayor».

Consultado sobre si este caso podría ser indicativo de que se produzcan otros, el reconocido médico señaló «Eso por ahora no se puede decir, dado que es un solo caso, no han aparecido más. Con lo cual uno se puede quedar más o menos tranquilo».