A pesar de que le auguran un complicado porvenir judicial, o tal vez por ello, Cristina Fernández de Kirchner ya empezó a jugar en el armado para la elección presidencial del 2019 y varios trascendidos ya indican que será candidata a presidnete para buscar su tercer mandato.
Desde el Instituto Patria cultiva el diálogo con varios gobernadores peronistas: Gildo Insfrán, Alberto Rodríguez Saá, Lucía Corpacci, Alicia Kirchner, Carlos Verna, y con Juan Manzur.
Mantiene un silencio táctico que le reditúa ganancias en las mediciones de las encuestadoras, en medio de la crisis económica de la administración nacional, lo que la posiciona como la única opción, hasta el momento, para enfrentar en 2019 a Mauricio Macri por la pelea presidencial.
Pero además del diálogo con los mandatarios provinciales, ordenó sacar del letargo a su espacio político «Unidad Ciudadana», con la que reemplazó el «Frente para la Victoria» que creó Néstor Kirchner, y analiza cada paso ante el escenario de «los tres PJ», como se analiza el mapa peronista desde el Instituto Patria.
Los tres peronismos serían estos, el «PJ Anti K» donde revisten Miguel Pichetto (quien recientemente indicó que está convencido que Cristina será candidata), Diego Bossio y Juan Manuel Urtubey, como cabezas centrales.
El PJ kirchnerista, donde revisten el intendente Jorge Milton Capitanich, el diputado por Santa Fe Agustín Rossi, el titular del PJ intervenido José Luis Gioja y los matanceros Fernando Espinoza y Verónica Magario, estos últimos capitaneando el ala dura de los intendentes bonaerenses respecto de la gobernación de María Eugenia Vidal.
Y luego, aparece el PJ «no K pero amigable» donde el kirchnerismo inscribe a Felipe Solá, también con apetencias de competencia electoral en 2019, a dirigentes como Daniel Arroyo o a los puntanos que siguen al actual gobernador Alberto Rodríguez Saá. Este último aspira a secundar a Cristina Kirchner en la fórmula, «Voy a ser el vice de Cristina», dijo ante funcionarios nacionales.