(Publicación Pedida MSL)
El fascismo no se fue nunca y vivió cómodo como forma de entender el mundo, la política y al ser humano, defendido sin nombrarlo pero visible en las políticas migratorias y de seguridad y en los fundamentos morales que sustentan a varios gobiernos y partidos políticos Latinoamericanos.
La ignorancia y el pasotismo político hacen que las personas se muestren distantes ante la lucha contra el fascismo porque consideran que está vinculada al comunismo o al anarquismo y, motivadas por el virus anticomunista y libertario que asuela Latinoamérica, la rechazan como una cosa de la izquierda extrema. Estas actitudes abren el camino a que se instale y crezca en nuestras sociedades.
Ya no es que haya cada vez más partidos políticos fascistas sino que algunos gobiernos Latinoamericanos defienden e implantan sus políticas.
La aplicación de políticas fascistas no es un riesgo sino una realidad. Mantenerse callado ante las violaciones de derechos humanos, las restricciones de libertades y derechos es la manera de dar alas al avance del fascismo. Nuestra pasividad permite que por las calles de nuestras ciudades se difundan mensajes de odio y en las instituciones permanezcan o puedan acceder aquellos que los alientan, permiten y apoyan. No hay que tener cara de malo para ser un fascista. Basta con vestir un buen traje y tener una buena capacidad comunicativa, utilizar de forma reiterada la palabra Salvemos la familia y declararse defensor de los derechos humanos. No, no tienen cuernos ni cola ni tridente. El discurso lo construyen a favor de la corriente, aprovechándose de la siembra de las últimas décadas. Una semilla que crece en cada uno, alimentada por la desafección política, la televisión, internet, el individualismo y el egocentrismo. Cuando menos se lo esperen, se encontrarán haciendo el saludo fascista.
Los fascistas no son como los hongos que nacen así en una noche, No, Han sido los patrones que los han plantado a los fascistas, los han querido, les han pagado y con los fascistas los patrones han ganado cada vez más, hasta no saber dónde meter el dinero.
La lucha contra el fascismo es la lucha por la libertad, Contra el racismo, el sexismo, el capital y toda autoridad. Organicemos la autodefensa, vamos a por ellos allá donde estén. ¡Difusión antifascista!
No podemos esperar nada del Gobierno que ampara y protege asesinos, pues todas sabemos que el fascismo es lacayo del capitalismo. ¡Alerta, alerta antifascista!