Durante esta semana el calor llegó a altísimas temperaturas, con sensaciones térmicas que en la capital federal se posicionaron cercanas a los 50°C. El calor de los edificios, aseguran los que lo vivieron, aumentaba el sofocamiento.

En el mercado de Liniers, el martes más de 150 animales murieron al rayo del sol al no resistir el embate calórico. Los animales tienden a estresarse ante semejantes eventos climáticos, más si no tienen un lugar fresco donde repararse y abundante agua en disponibilidad.

A estos se suman otros tantos que murieron camino al mercado de haciendas en las jaulas de transporte, o que murieron en los feed lot donde son engordados sin lugar prácticamente para moverse.

Una imagen que duele y que nos debiera hacer pensar a qué clase de cosas nos acostumbramos y justificamos.