Tras un mes de dilaciones, sin aplicar la ley ni el fallo de la Corte Suprema, la conmoción suscitada por la divulgación del caso de una niña de 11 años violada por la pareja de su abuela, llevó al sistema tucumano de salud a analizar la interrupción del embarazo.
Aunque las leyes habilitan sin más vueltas a practicarle el aborto porque está contemplada la violación como causal para la aprobación de un aborto no punible, aún la justicia no la autoriza.
La niña tucumana sigue esperando la interrupción de una gestación forzada. El dramático cuadro que enfrenta la llevó a intentar suicidarse en las últimas horas, según indicaron por lo que su situación es de extrema vulnerabilidad.
El embarazo ya lleva 23 semanas y media desde que lo detectaron el 23 de enero y desde entonces se viene dilatando. Pero el 31 de enero la derivaron al Hospital del Este Eva Perón, en las afueras de San Miguel de Tucumán. Ingresó por «autolesiones»: la niña tuvo intentos de suicidios como consecuencia de las vivencias que está atravesando, según confiaron fuentes judiciales.
“Este caso sintetiza la violencia institucional más descarnada ejercida contra una niña. Este caso es todo lo que está mal, llora la niña y llora el movimiento de mujeres porque nuestras vidas no valen nada”, señaló la abogada Soledad Deza, integrante de Ni Una Menos Tucumán. Desde varios colectivos feministas están reclamando en la Justicia que se cumpla con el pedido de la niña y se garantice la práctica del aborto.
“Quiero que me saquen esto que me puso adentro el viejo” dijo la niña a una psicóloga del hospital, donde está internada. La niña, la menor de tres hermanas, nunca buscó esa gestación: la embarazó la pareja de su abuela, que tenía su guarda. A su madre se la habían quitado cuando un novio suyo llegó a abusar de sus dos hijas mayores. De la boca de un lobo pasó a la de otro.
Mientras funcionarios del área de Salud y judiciales de la provincia traman estrategias para obligar a la niña a ser madre, buscando dilatar una decisión que garantice su derecho a abortar, ella, con 11 años, llora.