A las 9.53 del 17 de julio de 1994 en la calle Pasteur, una bomba hizo volar por el aire la estructura completa de la Asociación Mutua Israelita Argentina (AMIA), los frentes linderos, las aceras y los autos estacionados. Las imágenes eran propias de un terremoto.

Gritos, desesperación, sirenas, rescatistas improvisados, la escena era de terror. 25 años después no pudo determinarse qué sucedió.

Un escenario complicado

El principal problema para compronder qué sucedió es que la búsqueda de responsabilidades locales, argentinas, tiene como principal inconveniente que hay que comprenderlo en un escenario internacional muchas veces desconocido, el de Medio Oriente.

En la semana posterior al atentado, la interpretación principal era que el atentado provino de Hezbollah, la organización libanesa que lucha contra la injerencia de Israel en aquellos territorios y que en más de una vez ha usado métodos similares, pero raramente en otros países.

La hipótesis no es descabellada, el problema es que entre las escasas pruebas nunca pudo establecerse una conexión. Por otro lado, a los entendidos siempre llamó al atención que nadie se haya atribuido la autoría, que es lo que generalmente hacen las organizaciones terroristas.

La desesperación en el rescate – FOTO: Amia

Otra vez

La interpretación dominante es que la alianza que el entonces presidente Carlos Menem realizó con los Estados Unidos e Israel, y que apoyó militarmente para intervenir en Medio Oriente, terminó por enredar al país en un conflicto que le era ajeno.

Hasta entonces, siempre nuestro país había permanecido ajeno a la situación de Medio Oriente, impulsando negociaciones pacíficas. El cambio de dirección que imprimió el presidente Menem terminó por significar un riesgo para el país que se concretó con la voladura de la Embajada de Israel primero, y luego con la AMIA.

Luego de esto, la Argentina retomó su camino de fomentar la paz en aquella zona, pero nuevamente, a 25 años del atentado que se cobró 86 víctimas fatales, el presidente Macri vuelve a meterse en el conflicto de Medio Oriente.

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Amigos estadounidenses

Entre los aliados de Macri, claramente se cuenta a los Estados Unidos e Israel, y la semana pasada el presidente firmó un decreto para incluir a la organización Hezbollah como terrorista, aunque la propia Organización de las Naciones Unidas desaconseje esto.

Esta medida se encuentra fogoneada por la rivalidad que Israel tiene con sus vecinos de aquella zona, particularmente Palestina e Irán, principalmente para imponer una hegemonía basada en el poder militar que los israelíes tienen.

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Juicios y encubrimientos

Hubo dos juicios al menos por la AMIA. El primero fue el del esclarecimiento del atentado, que nunca pudo determinar nada y que terminó por convertirse en un escándalo cuando comenzó a verse que hubo coimas y desaparición de pruebas con el objetivo de encubrir el caso.

Estuvieron acusadas 22 personas, entre ellos Carlos Telleldín, sindicado como quien ingresó un vehículo Renault Traffic con el artefacto explosivo. Todo quedaron absueltos cuando en medio del juicio se determinó el mal obrar de la causa.

Diez años después, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, se constituyó una unidad especial para investigar el encubrimiento e intervenir en todas las causas relacionadas al tema.

El titular de la unidad especial de la AMIA fue el fallecido fiscal Alberto Nisman, quien apareció muerto (todo indica un suicidio inducido, presionado) en su departamento de las torres Le Parc, en la capital federal.

En 2015, se inició el segundo juicio por la AMIA, conocido como AMIA 2, donde se investigaron las responsabilidades del expresidente Menem y sus funcionarios, la policía bonaerense, el exjuez Galeano y los fiscales de entonces.

Luego de tres años de investigación, y tras la muerte del fiscal Nisman, el gobierno nacional disolvió la unidad de investigación AMIA, y dejó caer la acusación de la investigación, principalmente contra los principales investigadores. Pidió penas menores, y excluyó a otros de la responsabilidad.

Luego de la muerte de Nisman, fue designado el radical Cimadevilla frente a la unidad especializada, pero cuando el gobierno la disolvió, el propio Cimadevilla denunció al ministro Garavano por encubrimeinto de la causa.

Gracias a Macri, otra vez nuestro país está en riesgo y la AMIA seguirá sin escalecerse. Otra vez la justicia y el gobierno dejando en rídiculo a un país entero. ¿Podremos saber alguna vez qué pasó? En un deseo que cada vez está más lejos.