Recientemente se publicó en el Boletín Oficial el decreto de necesidad y urgencia que por 90 días (hasta diciembre) congela el valor de los combustibles.
La medida había sido anunciada junto con otras por el presidente Mauricio Macri luego de la tremenda devaluación del lunes que rondó el 30% del valor del peso.
Tras ser anunciada, la medida fue puesta en duda, principalmente porque las refinerías y los estacioneros pusieron el grito en el cielo.
Para hacerlo posible, el presidente debió echar mano de dos medidas de corte intervencionista (por no decir peronista o kirchnerista). Una de ellas es la ley de Abastecimiento que regula que las empresas abastezcan el mercado de bienes básicos.
Esto se debe a que, ante un probable congelamiento, las refinerías y estacioneros se negaban a entregar combustibles, como pasó el día del anuncio y luego de la devaluación.
La ley de Abastecimiento se aplicó ayer mismo y esta mañana se publicó el congelamiento de precios como una medida oficial.
Con respecto a cuánto valdrán los combustibles, el valor fue fijado por el decreto 566: no podrán ser superiores a los que regían el 9 de agosto.
La pregunta ante esto es qué sucederá después de los 90 días. La medida tiene un claro tinte electoral, y servirá para frenar la escalada de precios solamente en este rubro.
Los economistas esperan que luego de los 90 días la situación del sector sea crítica y que el precio se dispare ni bien culmine. La apuesta del macrismo es que esa bomba le explote en las manos al eventual próximo presidente Alberto Fernández, ante una elección que lo dejó a Macri sin posibilidades de aspirar a renovar su cargo.