El sábado se conoció que el actual esquema de retención de ingresos por derechos de exportación (o «retenciones») sería modificado en virtud de la nueva administración que encabeza Alberto Fernández.
Primero mediante una resolución que cerró el mercado de exportación para realizar la adecuación, y luego un decreto que anuló el vergonzoso método de cálculo que había puesto Macri para la exportación de granos.
El expresidente Macri había establecido un cálculo para los derechos de exportación de $4 por dólar o del 12%. El cálculo terminaba dando que pagar 4 pesos por dólar de exportado equivalía al 6%, ni cerca del 12.
Este esquema volvió ilógicas las retenciones, llevando casi a la nulidad y agravando la restricción fiscal del gobierno. Esta es una de las causas que llevó al nuevo gobierno a proceder.
En el decreto que publicó la presidencia en el Boletín Oficial se anuló la medida dictada por Macri, por lo que los derechos de exportación volvieron al nivel normal.
De esta manera la soja pagará una retención del 12 por ciento que se suma a una retención fija que ya tenía aplicada del 18%, por lo que el cálculo se acerca al 30%. Luego de acuerdo a las características de la soja hay variaciones en ese porcentual.
Otros productos como la carne, la harina y la leche en polvo contarán con un derecho de exportación del 9%.
Ante la medida, algunas asociaciones del agro que representan poderosos intereses económicos ya salieron a criticar la medida. Ante estas voces el presidente de la Nación explicó que «El campo también tiene que hacer un esfuerzo».
Este sector fue el que mayor rentabilidad tuvo durante la etapa de Mauricio Macri y uno de los pocos que recibieron concesiones o beneficios, por ejemplo, bajándole las retenciones.
Esa baja de retenciones significó menos recursos fiscales para el país, pero que el macrismo creía iban a impactar en una reactivación económica. No funcionó, pero el sector se quedó con las retenciones más bajas en los últimos años.
La contratacara de esos beneficios fiscales a grandes sectores económicos fue que la crisis impactó precisamente a otros rubros, que no recibieron beneficios de ningún tipo. Las empresas, comercios y productores sufrieron la mayor crisis de la que se tenga registro desde el 2001.
El ya derogado esquema de exportaciones (4 pesos por dólar) era más beneficioso cuanto mayor era la devaluación. La suerte contraria a la de la mayoría de los argentinos que se empobrecían a medida que avanzaba la devaluación.
En parte, el actual gobierno intenta corregir esas tristes políticas del anterior gobierno donde algunos ganaban dinero a costa del sufrimiento de otros.