Cuando aprendemos en la escuela secundaria y vamos perfilando nuestros intereses que podrían convertirse en nuestra función, la mayoría de los jóvenes ven un abanico muy acotado de posibilidades.
Cuando la joven chabuquense Daniela Gorgone Machello partió hacia La Plata a estudiar educación física, tras finalizar sus estudios secundarios poco después la cuidad la tuvo de regreso. La educación física no era lo suyo, pero siguió buscando.
Ahora está en el tramo final de la Licenciatura en Biología con orientación en Ecología. La carrera que la convirtió en una de las pocas privilegiadas que pisó el territorio argentino en la Antártida participando de una campaña gracias a un convenio de la Facultal de La Plata, donde estudia, y el Instituto Antártico Argentino.
En este diálogo con La Posta nos cuenta cómo es la vida que ofrece su trabajo, y cómo a poco de recibirse siente un verdadero placer por lo que realiza, lo que no es poco.
¿Cómo es vivir en la Antártida? ¿Para qué se realizan campañas y expediciones? ¿A qué se dedica un licenciado en Biología?
–Contanos un poco sobre tu carrera, ¿dónde estudiaste? ¿qué estas haciendo actualmente?
-Actualmente estoy estudiando Licenciatura en Biología con orientación en Ecología en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
En el primer año me fui a estudiar Educación Física también a La Plata pero al poco tiempo me di cuenta que no era lo que quería, no me gustaba ser profesora en ese entonces y decidí volverme, ahí me puse a trabajar en el supermercado con mi vieja. Ese mismo año viajaba a La Plata a un curso de orientación vocacional que dictaba la UNLP, igualmente siempre estuve entre las dos carreras: educación física y ecología, pero bueno quise probar primero con educación física.
Ahora estoy estudiando Biología, ya terminé de cursar, me faltan dar varios finales.
-¿Cuántos años estuviste estudiando?
-Estuve 8 años, ya hace casi dos años que no curso. Colgué un poco porque no di muchos finales, estuve haciendo voluntariados, pasantías, fui a Ushuaia, a Bariloche y el año pasado me surgió esta posibilidad de ir a trabajar a la Antártida.
-¿Te faltan muchos finales para recibirte?
-Siete finales, son bastante pesados y actualmente por la situación no se está rindiendo, estoy trabada con eso, no están tomando finales.
-Son cinco años de cursada y el promedio en el que lo hace la mayoría de la gente son nueve o diez años. Siempre están los capos y las capas que lo hacen en cinco años (risas).
-Contanos un poco el trabajo de campo que tiene esta carrera
-Dentro de la carrera misma tenemos que tener 20 días de campaña más o menos que cuando yo lo cursé se hacían con las materias, con las cátedras. Íbamos a distintos lugares, vas conociendo distintos lugares del país y a su vez su fauna y su flora.
Según la cátedra se va a un lugar apropiado para muestrear lo que estudiamos durante el año de cursada, y ahí nos enseñan las técnicas de muestreo correspondientes a lo que queremos estudiar, conocer o reconocer. Una vez recolectadas las muestras vamos al laboratorio, o algún espacio que improvisamos en el momento con, por ejemplo, lupas, microscopios, guías, libros, cámaras, y muchas herramientas más de utilidad. Luego, a modo de cierre sacamos conclusiones, hacemos gráficos o cuadros con lo que aprendimos.
Al margen de todo lo que corresponde al trabajo de campo propiamente dicho, está el compartir, cooperar, generalmente se arman grupos de trabajo de cocina, de limpieza, etc. Se comparte con muchas personas, te haces nuevxs amigxs.
En casi todos los viajes que fui dormimos en carpa, nunca falta el fogón de fin de campaña, y las guitarras obvio. A veces no dan ganas de volver a casa. (Risas)
-¿Cuál es la función social de la carrera?
– Si bien en la carrera se está muy orientado al trabajo en el campo no deja de lado las investigaciones en el laboratorio, porque esa información también hay que volcarla y analizarla.
El rol social de la carrera para mí es, obtener conocimientos de los organismos que habitan el planeta, de todas sus estructuras, de sus relaciones, funciones, etc., porque a partir de conocer es que se puede divulgar esa información y así preservar. Pero también aportar para desarrollar, por ejemplo maneras de controlar el dengue o de estudiar que controladores biológicos se pueden utilizar para reemplazar los agroquímicos que se utilizan como biocidas, entre muchísimas cosas más.
-Estos últimos meses estuviste en el sur, ¿qué nos podés contar sobre eso?, ¿qué estuvieron haciendo?
-Sí, estuve trabajando en dos grupos diferentes, gracias a un convenio del Instituto Antártico Argentino con la Universidad, a mis «jefes» y a un amigo que ya trabaja allá hace varios años. El primer grupo era Monitoreo del Ecosistema, con el que se trabajan con dos especies de pingüinos principalmente, Adelias y Papúas, presentes en la pingüinera que está en la Zona Antártica Especialmente Protegida «Península Potter», cerca de la Base Científica Carlini, que es la principal base científica que tiene Argentina en la Antártida. El segundo grupo del que participé es el de Mamíferos Marinos.
Lo que hice junto a mis compañerxs fue, principalmente, tareas de campo, como la colecta de datos, toma de muestras, realizamos censos, entre otros.
En pingüinos, por ejemplo, hacíamos monitoreo, pasamos varias veces a la semana para corroborar cómo iban los distintos estados reproductivos. Los pingüinos se siguen desde que llegan a tierra o los que ya estaban ahí hacen nido, se ve en detalle cuando ponen los huevos y cuando nacen los pichones y se va siguiendo hasta que el pichoncito se hace independiente, por decirlo de alguna manera, deja de ser alimentado por el adulto. Ese es uno de los seguimientos que se hace…
-¿Cuántas personas estuvieron participando?
-Depende del grupo, con el de pingüinos éramos tres personas, había dos chicas que estaban antes que yo llegue, después hubo recambio y fueron otras tres a mitad de campaña más o menos.
Con el otro grupo, mamíferos, éramos dos nada más. Ya que los laburos que quedan para esa parte del año, que es la segunda parte de la campaña, no se requería tanto. Al principio suelen ser cuatro o cinco personas.
Después en la base en sí llegamos a ser cerca de 90 personas.
-¿Cuánto tiempo estuvieron?
-Yo fui cuatro meses, los primeros 18 días estuve en la Base Marambio, a la espera de que me trasladen a Carlini. La campaña total dura seis, es desde septiembre hasta marzo.
-¿Pudieron completar el trabajo o con la pandemia tuvieron que frenar?
-No, no, perfecto. Sí lo pudimos completar porque justo las campañas de verano terminan a principio de marzo. Llegamos con lo justo, ya se hablaba de la pandemia, lo veíamos en la tele pero nadie ni siquiera en Argentina se tomaba la dimensión. Yo volví a Argentina el 5 de marzo, en realidad llegamos el 3 a Ushuaia.
-¿Cómo es estar viviendo en campaña sin todo lo que nos rodea cuanto estamos en nuestro hogar?
-Me gusta mucho estar de campaña, no soy muy apegada. Igualmente allá tenés todas las comodidades, de hecho en las bases hay internet, luz, agua, calefacción, y siempre se cuida todo, se trata de no gastar ni consumir mucha agua ni mucha energía. Pero después cuando laburábamos en el terreno, e íbamos hasta donde está la pingüinera, y los elefantes marinos, nos quedamos a dormir en el refugio, porque eso estaba a 5 o 6 kilómetros desde la base, y para no ir y volver porque era bastante pesado. Ahí nos teníamos que arreglar un poco más, había menos comodidades, no teníamos electricidad, al principio poníamos el grupo electrógeno, después colocaron paneles solares y con eso nos arreglamos re bien. Allá nos teníamos que cocinar nosotrxs. Amé estar ahí, disfrutar de los pingüinos y los atardeceres, ya lo sentíamos como nuestrx hogar.
-Contanos algún detalle del trabajo que se hace con esa investigación o con otra. ¿Qué es lo que hacen?
– En pingüinos, o sea en Monitoreo del Ecosistema, tomamos datos sobre la ecología trófica, la biología reproductiva y censamos las colonias, para luego pasarlos a distintas planillas para que quienes estudian eso puedan hacer los análisis correspondientes. Algunos de los resultados que obtienen los utilizan para ver cambios poblacionales o para la conservación de los recursos marinos vivos, es decir no sólo a los que se estudian directamente.
-¿Esta experiencia que tuviste queda acreditada en la carrera o es aparte?
-Es aparte porque, si bien me habilita ser estudiante de Biología y tener los conocimientos, saber cómo manejarme en el campo. Pero sé que han ido de otras carreras como Veterinaria, Bioquímica, obviamente afines. Lo hice aparte porque tenía ganas de trabajar con los pingüinos y de conocer la Antártida.
-¿Qué tenés pensado hacer a futuro?
-A futuro bien no sé. Me interesa mucho la Agroecología, que es un nuevo paradigma en cuanto a la agricultura. Actualmente y en relación a eso soy parte de un proyecto de extensión de la Universidad: «Semillas de Variedades locales», que es de la Facultad de Ciencias Agrarias y en conjunto participa mi facultad. La extensión en una rama de la Universidad, junto con la investigación y la docencia. Sirve para interactuar con la ciudadanía, con el pueblo, e intercambiar conocimiento con otros grupos que no son universitarios. Por ejemplo en otro de los proyectos en los que participo: «Redescubriendo los humedales de Berisso: Taller de Educación Ambiental», damos talleres en colegios, en la primaria, e intercambiamos muchos conocimientos con lxs niñxs.
–¿Esto lo hacen solo con las escuelas primarias?
-Depende del proyecto de extensión. En el que estoy sobre los humedales de Berisso sí, hacemos talleres de educación ambiental en los colegios. Actualmente con la pandemia para cumplir con los objetivos estamos trabajando desde nuestros hogares haciendo difusión de material, de actividades y armando un manual-guía de campo para lxs niñxs.
-¿Hace mucho estás?
-No, hace dos años más o menos, cuando aflojé un poco con la cursada, ya venía con ganas de hacer eso. Además de interactuar y compartir saberes hacer extensiones tiene peso también para el curriculum.
–¿Quién coordina esas extensiones?
– Docentes universitarixs, y participamos tanto docentes, como graduadxs y estudiantes de distintas carreras. Juega un rol fundamental la interdisciplinaridad.
-¿Qué es lo que más te gusta de la carrera?
-En sí me gusta toda la Biología, me encanta la naturaleza, los animales y toda la diversidad de seres vivos, como se interrelacionan y cómo lo hacemos nosotrxs con ella. La gente por ahí conoce ciertas plantas y animales pero hay una gran biodiversidad de seres magníficos, es muy interesante porque a veces ni se piensa pero en sustratos como el suelo o en el agua hay muchísimos seres vivos. Me atrae mucho eso, ver la gran biodiversidad que tenemos en este planeta hermoso. También me gusta mucho estar en la naturaleza en sí, pasar tiempo al aire libre y contemplar bellos paisajes y atardeceres. Científicos elaboraron un test rápido para detectar el CoVid-19, ahí hay un claro ejemplo de por qué sí hay que apoyar la ciencia. Es súper importante para el avance como sociedad.
Para nosotrxs es mucho más fácil porque ya sabemos lo que es un nombre científico, ya sabemos cómo está constituido un virus o muchas cosas más, pero está buenísimo que se haga un acercamiento a toda la sociedad en general para comprender cómo estamos viviendo, si queremos seguir viviendo de esta manera. Ver todos los problemas globales, ver qué podemos hacer de ahora en más para tener una relación más amistosa con el planeta.