‘Las Heras’: un pueblo tranquilo del Sur, esos que no salen en las noticias porque nunca pasa nada digno de ser contado, hasta que los jóvenes comienzan a suicidarse. Primero algunos casos aislados, luego se llegó hasta el punto en que cada vez que oían la sirena de la ambulancia se preguntaban ‘¿quién se habrá matado esta vez?’ Se habló de pacto suicida, de sectas satánicas, hasta de la existencia de una ‘lista’ que marcaba quién sería el siguiente. Por su parte, los religiosos decían que era ‘el diablo rondando’, causando paranoia colectiva en esta pequeña localidad petrolera que en ese entonces ya había visto pasar su época dorada y desde la privatización de YPF parecía haberse convertido en un pueblo fantasma.

Hacía allí se embarcó Leila Guerreiro (Junín, 1967), periodista y escritora, con el objetivo de elaborar una crónica y desentrañar el misterio que rondaba estas muertes que apenas si fueron noticia en ‘el norte’, como llaman los lasherenses a Buenos Aires.

En esta obra de no-ficción, publicada en 2006 por Tusquets Editores, Leila
Guerreiro se entrevista con diferentes habitantes de Las Heras, entre ellos familiares de los ‘suicidas’ para encontrar la raíz, el comienzo de los suicidios. Al mismo tiempo va descubriendo la historia del pueblo, los secretos de las familias, la falta de oportunidades, el desempleo, la violencia y la soledad que sienten allí, prácticamente aislados.

Todo sucede enmarcado por el viento: ese viento tan característico de la zona y que no deja de ‘soplar’ en todos los capítulos. “-Acá, si no sos muy fuerte, si no tenés mucho empuje, se te van apagando las ilusiones. A veces, no te creas… yo creo que esa idea de quitarse la vida la ha tenido todo el mundo. Es que te cansa. Esto te cansa. – Señaló la puerta. El viento pateaba para poder entrar”.

Con una perfecta confluencia entre su rigor periodístico y su fluida narrativa, Guerreiro permite que el lector se olvide por un instante que lo que está leyendo sucedió realmente y se cobije en los brazos de la ficción, para luego, con sus exactas y crudas descripciones (algunos podrían decir que algo ‘fuertes’) devolvernos a la realidad, donde habita la muerte, de la que huimos tantas veces.

No debería leerse está crónica buscando una respuesta al porqué. ¿Por qué se mataron? ¿No había otra opción mejor? Como un reflejo de la vida misma, hay ciertas cosas que no tienen respuesta.

Sin lugar a dudas, luego de la lectura de ‘Los suicidas del fin del mundo’ uno nunca dejará de preguntarse qué estará pasando ahora en Las Heras y por qué no sale en las noticias.

Por Juliana Paladino Streva