Once cuentos sin forzar las palabras me resulta la oración más apropiada para decir que Lara Schujman escribió un libro en el que sabe cómo no dejar irse al lector.

Cuando pare de llover  (AñosLuz; 2019) se alimenta de las historias de ruta, la familia, los amigos y el agua. Este último en forma de lluvia o de mar, como elemento del desastre y la paz forma el hilo conductor de los relatos desde el inicio hacia el final.  

Relatar lo cotidiano parece ser buena parte de la literatura actual. Algunos escritores terminan por dar la impresión que sus publicaciones se asemejan más a ejercicios de escritura;  y otros logran crear lo que Jakobson llama la literariedad en la obra. Claro está este último concepto inmerso en Cuando pare de llover. 

Los once relatos del libro se vuelven una escritura cercana, natural. Y si bien por momentos da sensación que la autora no quiere dejar pasar la ambientación de cada cuento, en ninguna ocasión está de más. Se convierte en un complemento de los sucesos, envolviéndonos entre palabras para fundir la historia en nosotros. 

En el primer cuento largo o nouvelle “Più Blu” se entrevé un caso policial sobre la estafa de las papas. Los demás relatos surgen de una pequeña anécdota como pretexto. Desde un viaje con un desconocido a la playa en la historia “Mangas verdes y el cementerio de aguas vivas”, a la excusa de viajar a la casa de sus padres en “Viento sur” para contarles sobre su separación pero todo termina en una ambivalencia.

Natalia Rozenblum escribe en la contratapa “Los cuentos son íntimos, una especie de mar calmo que nos mece, que nos dice que podemos ir a mojarnos los pies y nos hace entrar en confianza hasta que empezamos a sentir que ya no tenemos el control de lo que va a pasar.” Y así es, tan propicias las formas de decir de Schujman, que nos aporta un paso calmo, mientras el narrador vacila en sus historias entre los miedos, el cambio, lo que se elige y lo que modifica para elegir. 

Lo particular

En Las clases de Hebe Uhart  (Blatt & Ríos) se dice que una buena trama puede arruinarse por apresurar el final. Hacía tiempo que no encontraba en los finales lo particular y se me hace un recurso muy valioso en este libro. El giro, lo inesperado o lo que podría pasar y nadie lo asemejaba. La autora de Cuando pare de llover logra generar un giro argumental que te deja atónito, en un estado de éxtasis que te envuelve entre las ganas de saltar al próximo cuento y querer saber más sobre el que se acabó. Schujman buscó entre las variables y supo elegir, lo que pronto iba a ser la impronta de su libro.

Por Ariana Trompino

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