La actriz ícono del cine erótico argentino, Isabel «La Coca» Sarli, falleció a los 83 años. Sarli estaba internada desde hace algunos días en el Hospital Central de San Isidro, luego de una operación de fractura de cadera, que la dejó sumamente debilitada.

La Coca fue la protagonista de películas que rompieron con todos los moldes establecidos hasta la época en el cine argentino y que también, hasta el día de hoy, generan polémica. Junto a Armando Bo, el director de todas esas producciones, y su pareja durante más de 26 años (aunque Bo estaba formalmente casado con otra mujer) rodaron casi treinta películas. El fin de la relación llegó con la muerte de Bo, en 1981.

La censura y la dictadura cívico-militar fueron de la mano y persiguieron tanto a la Coca como a su pareja. Los censores militares estaban atentos a cualquier filmografía que consideraban «inmoral», y Sarli no se quedaba callada frente a esos atropellos. Fue en plena dictadura cuando, con Armando Bo, se sentaron en un banco de Plaza de Mayo y comenzaron una huelga de hambre, porque su película «La Insaciable» había sido censurada.

Otro hito de la «Coca», además de sus películas, fue ser la primera figura no europea ni estadounidense en salir en una publicación de la Revista Playboy. A mediados de los años ’60, y bajo el título «La bella salvaje de las pampas», entró en la historia del medio erótico más conocido de todos los tiempos.

Las películas de la Coca Sarli generaron -y aún generan- a grandes rasgos, dos grandes análisis: por un lado, están quienes asumen una posición sumamente crítica del rol de la actriz y destacan el machismo y el destrato hacia ella no sólo en los filmes, sino también por fuera de ellos.

Por otro lado, hay quienes afirman todo lo contrario: la figura dominante y fuerte de Isabel Sarli, en una época en donde la mujer tenía un rol social y un mandato patriarcal de sumisión y tareas de hogar, fortificó la imagen femenina, e incluso, muchas agrupaciones feministas la tienen como ícono en la actualidad.

Lo cierto es que la «Coca» fue, es y será un ícono de la cinematografía argentina, pero también de la cultura popular nacional, para siempre. En el año 2012, la por entonces presidenta, Cristina Fernández, la nombró embajadora de la Cultura Popular, un reconocimiento que pocos y pocas lo tienen mejor ganado que ella.