El próximo fin de semana Brasil tendrá elecciones de ballotage (o segunda vuelta) para elegir presidente, y en la campaña se ha colado un actor impensado: la Argentina. Luiz Inacio Lula da Silva, que fue dos veces presidente, ganó las elecciones hace un mes pero sin lograr aventajar a Jair Bolsonaro (el actual presidente) por una diferencia suficiente que lo consagrara presidente en la primera vuelta. La campaña de esta segunda vuelta tuvo muchas noticias falsas (fake news) que provinieron del candidato oficialista, Jair Bolsonaro, que utilizó a la Argentina para crear una campaña de miedo, intentando instalar la idea de que sucedería un desastre si gana Lula.

El medio de comunicación brasilero Opera Mundi ha detallado esta proliferación de noticias falsas sobre Argentina señalando que «fake news como estas circulan todos los días teniendo a Argentina como protagonista«. Y ejemplificó con el caso de un supuesto saqueo en nuestro país donde los participantes se llevaban cerdos, pero el video en realidad era en Ecuador y fue grabado un año atrás. Así se repiten los casos, publica Opera Mundi: «En los últimos días, un video por WhatsApp alerta por una ley inexistente que habría sido sancionada por el presidente argentino prohibiendo la herencia. ‘Ahora, si su padre muere, el Estado se queda con todo’, dice una voz en off«.

El medio dice que esta atención de Bolsonaro con Argentina es «casi obsesiva«. Pero no es el único país, en la lista también incluye a Venezuela, a Cuba, Nicaragua, Chile y Colombia. La intención es clara, busca borrar diferencias entre esos países que solo tienen en común que no son gobernados por presidentes de extrema derecha.

La crónica agrega que el diputado Eduardo Bolsonaro (hijo del presidente) recientemente aterrizó en Argentina para recabar material para la campaña, y se pregunta entonces porqué Argentina ha sido fijada como objetivo. La respuesta: «Cabe destacar el lugar que la Argentina ocupa en América Latina en relaión a la lucha por los derechos humanos. Reconocido internacionalmente por la legislación progresista en temas como matrimonio igualitario, aborto e identidad de género, el país también es referencia en la responsabilización de los crímenes cometidos por los militares en el período de la dicatadura, inversamente opuesto al proceso posdictadura en Brasil«. De esa manera se alude a que en Brasil los crímenes de lesa humanidad ocurridos en dictadura no fueron juzgados.

Otro punto a considerar es que esta es la primera vez que Brasil y Argentina, socios por naturaleza, son gobernados por fuerzas políticas tan dispares. Y que uno de los puntos que llama la atención de las derechas brasileras es que en Argentina los movimientos sociales consiguen marcar la agenda política.

Sin embargo se ha instalado la idea de que Brasil se «argentiniza» como en Argentina durante la campaña de Mauricio Macri se instaló la idea que se «venezolizaba». Una falacia que solo busca crear un monstruo, un enemigo con quien confrontar y que la mirada del electorado no se dirija hacia el propio Bolsonaro, en este caso.

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