Los datos fueron calculados por Unicef en base a información del Indec. Según esos datos el 47,7% de los hogares argentinos con niños no llega recibir ingresos que superen la línea mínima. La pobreza extrema afecta al 10,8% de los hogares. Evaluados en cantidad en total son 5,6 millones los niños en esta situación de pobreza.

La comparación con años anteriores no es posible, ya que según Daniel Schteingart, investigador de la UMET, el Indec con el cambio de metodología se ahorró mostrar el deterioro comparativo entre 2015 y 2016.

Sebastián Waisgrais, economista y especialista en inclusión social de Unicef advirtió que “La medición de pobreza monetaria muestra un cuadro delicado. Es notable además el impacto de la inserción laboral y el clima educativo del hogar en los ingresos y por lo tanto en la capacidad para acceder a la canasta que define la línea de pobreza e indigencia. La desigualdad que sufren los niños, niñas y adolescentes es mayor en la indigencia que en la pobreza, lo cual incrementa la complejidad de la situación”.

Waisgrais agregó además que para estudiar la pobreza hay que «ir hacia un criterio multidimensional”,  es decir donde se contemplen otras variables además del ingreso monetario como educación, salud y vivienda. Unicef establece en su informe que “una característica de la pobreza monetaria es su alta volatilidad si se la compara con otro tipo de pobreza, como la multidimensional”.