Fernando Mengual tiene 18 años, reparte pizzas y los fines de semana es línea en los partidos de fútbol en Martija, por lo que está buscando un trabajo para ayudar a su mamá. Hasta acá una historia como la de tantos otros jóvenes, pero lo sorprendente por la época en la que vivimos es que encontró en el medio de la plaza un bolso con 50 mil pesos y no dudó en devolvérselo a su propietaria, una abuela de 84 años. Doble satisfacción fue cuando se enteró que ese dinero era producto de un préstamo que había solicitado para la compra de un medicamento para su hija que está atravesando una grave enfermedad.
«Había salido de trabajar de la pizzería Bartolo, porque hago delibery, y ese día salí antes y cruce la plaza principal en dirección la calle Pueyrredón y veo en un banco un bolso y cuando lo abro encuentro con 50 mil pesos y un documento de identidad, de una abuela. Cuando miro la foto del DNI se me cruzó en mi mente a mi abuela y decidí llevárselo a su casa”, así comienza la entrevista con mate de por medio Fernando Mengual.
-¿Qué pasó cuando llegaste a la casa de la abuela?
-Salió con su bastón llorando. Me dijo que el dinero era de un préstamo que había sacado para comprar un medicamento para su hija que está muy enferma. Me hizo pasar, me preparó un té con miel y unas galletitas.
La abuela se puso muy nerviosa, se le bajó la presión, porque consideraba que el dinero ya estaba perdido. Me contó que tiene una hija con un problema serio de salud y que la plata era para la compra de un medicamento. No le pedí nada a cambio, solo me traje su sonrisa y su té con miel.
-¿El bolso estaba en un banco de la plaza?
-Sí. Cruzaba de tiro con la bicicleta, caminando hasta la calle Pueyrredón, y encuentro el bolso con el dinero. Ese dinero me hubiese venido muy bien, pero primero está la buen acción y salí para la casa de la abuela a llevárselo.
Son 50 mil pesos que me hubiesen ayudado con la deuda que tengo con mi vieja. Vivimos en una casa humilde, pero decidí seguir luchándola.
Estoy muy tranquilo, estoy con la conciencia tranquila de haber hecho lo que correspondía. Vivo en una casa humilde, pero la abuela también.
-¿Pensaste en quedarte con el dinero?
-Si no hubiese estado el documento de identidad me lo hubiese quedado, porque no puedo salir por la radio buscando el propietario. Cuando vi el documento tuve en mente a mi abuela que vive en Alberti y decidí llevárselo. Vengo de una familia humilde y prefiero seguir siendo humilde y devolver el dinero a quien le corresponde.
FUENTE: LA RAZÓN DE CHIVILCOY