Favio , el imprescindible

Durante una grabación de Miguel Mato, en Chacabuco, el sol se había empecinado en salir en medio de una escena para frustrarla. Y como si fuera poco la gata se escapaba de las rodillas pacientes de Palomino.

Luego de tanta espera y varios intentos , cuando la escena estaba en marcha, a un vecino se le ocurre poner a todo volumen un tema de Leonardo Favio.

En ese mismo momento, alguien del equipo grita: «Favio querido». Y todos aplaudimos emocionados sin dudar un minuto. Parecía que estábamos bajo la influencia de nuestro héroe cinematográfico. Y es así , tal como dice una amiga, «para los cinéfilos Favio es imprescindible».

El documental «Favio Crónica de un director», es un recorrido de la obra cinematográfica con todo su equipo de trabajo.

Alejandro Venturini, construye un narrador oculto que postula que lo único omnisciente somos nosotros, su público.

Por momentos desbordante de emoción. Alegría infinita y recuerdos entrañables de este emblema del cine nacional.

No es que Favio se explique a sí mismo (porque tampoco se necesitaría), es un entramado fino y sensible donde se puede pensar y sentir la experiencia grupal de hacer cine.

El ojo de Venturini soporta con absoluta fidelidad y fortaleza , la sensiblidad magna del director. El más regio de todos.

Las voces atravesadas por el recuerdo vivo. Y la inmortal frase de Pier Paolo Pasolini «Daría diez años de mi vida por filmar un plano Leonardo Favio».

Le pedí, a Alejandro que me dijera un pensamiento acerca de su obra para compartir en mi texto y él ha decido: «No es sólo una película sobre Leonardo Favio, sino un documental de cómo él influyó a los argentinos y cambió el cine nacional.»

Por algún tiempo me resonará lo que Fritz Lang decía que «toda película es un documental».