Con un decreto de necesidad y urgencia que lleva la firma del presidente Mauricio Macri, se estableció nuevamente en nuetro país las restricciones para la compra de dólares, llamado «cepo».

La semana pasada la situación ya era previsible. Luego de declarar un «default selectivo» para los ítulos de deuda de corto plazo, el gobierno dejó en evidencia su dificultad para hacer frente a los compromisos.

Entre el lunes y el viernes el Banco Central de la Nación hizo malabares intentando contener el dólar, una estrategía que terminó por acelerar el proceso de fuga de capitales, con cuyo fin el mercado demanda dólares ante la crítica situación argentina.

De vender 300 millones de dólares diarios, el gobierno terminó la semana viéndose obligado a desprenderse de más de mil millones de dólares en tan solo un día. Un ritmo insostenible.

Esta corrida cambiaria es lo que el gobierno busca evitar con la medida del decreto. Ejerciendo ahora un control de cambios para quienes demanden divisas.

La noticia fue recibida en la mañana del domingo con estupor. Mauricio Macri, había sido precisamente quien durante su campaña había proclamado que con su gobierno se terminaría el «cepo», palabra con la que se concoió el control de cambios que operó durante el gobierno de Cristina Kirchner.

La medida, que ya está vigente, permite a las personas físicas comprar hasta un máximo de 10 mil dólares mensuales. Con respecto a las extracciones de dólares, no hay restriccción, aunque los espacialistas creen que podría ser el próximo paso de la crisis argentina.

Cualquier otra operación que supere ese monto, como la compra de un inmueble debe ser autorizada por el Banco Central de la República Argentina.

Otro punto del DNU es que amplía el horario bancario, para que los clientes puedan retirar su dinero. Será de 10 a 17 horas, aunque será convenido con los bancos y estos lo aplicarán a su manera.

Las empresas no deberán pedir autorización si la compra de dólares estará destinada a operaciones de importación o pago de deudas. En el caso que tengan destino como ahorros, sí deberán solicitarlo.

Un importante punto es que las empresas no podrán enviar utilidades y dividendos a sus casas centrales en el exterior sin previa autorización del BCRA.

Otra novedad es que los exportadores estarán obigados a liquidar sus divisas en el mercado interior en los 5 días hábiles posteriores al apgo o los 180 días posteriores al embarque. En el caso de los agroexportadores, el plazo es de 15 días.

Por último, como el default de letras públicas realizado por el gobierno atrapó a algunas empresas, el DNU dispone que esas entidades podrán descontar impuestos con esas deudas defaulteadas.

Aún no hay análisis certeros de qué podría suceder en el futuro próximo, lo cierto es que hay para mañana grandes expectativas en el mercado cambiario.

Se espera que por la mañana, tanto el minsitro de Economía, Hernán Lacunza como el presidente del Bancon Central de la República Argentina, Guido Sandleris, brinden una conferencia de prensa tratando de llevar calma tras el default primero, y ahora, el cepo, medida que Macri había prometido a los mercados levantar como primera acto de su gobierno. Lo hizo, ahora debió restituírlo.

¿Por qué? Entre los economistas coinciden que la idea de que haya dólares para todos los secotres económicos es casi una mentira. La Argentina es un país que siempre ha tenido severos problemas de restricción externa (ingreso de dólares), por lo que cualquier gobierno que intente hacer funcionar el sector financiero sin un control (elegir a quiénes sí y a quiénes no venderles dólares) termina como el experimento de Mauricio Macri.