Ladislao José Biro nació en Budapest, Reino de Hungría, el 29 de septiembre de 1899 y falleció en Buenos Aires el 24 de octubre de 1985. Fue un inventor y periodista húngaro nacionalizado argentino, que realizó un total de 32 inventos, entre ellos el bolígrafo, que le dio fama internacional.
Cuando Ladislao tuvo la idea de crear el bolígrafo, ya había inventado un modelo de pluma fuente, una máquina para lavar ropa, un sistema de cambios automático en los automóviles y un vehículo electromagnético.
Siendo periodista, estaba molesto por los trastornos que le ocasionaba su pluma fuente (que era para diestros, y él era zurdo); cuando esta se le atascaba en medio de un reportaje. Entonces, junto con su hermano Georg, quien era químico, logró una tinta que era muy útil para la escritura a mano, pero que no podía utilizarse con la pluma pues se trababa al escribir.
Ladislao obtuvo la idea de cómo resolver este último inconveniente observando a unos niños mientras jugaban en la calle con bolitas que al atravesar un charco salían trazando una línea de agua en el piso seco: ahí se dio cuenta que en vez de utilizar una pluma metálica en la punta, debía utilizar una bolita.
La dificultad de trasladar ese mecanismo a un instrumento de escritura residía en la imposibilidad para desarrollar esferas de un tamaño suficientemente pequeño. Ladislao Biro patentó un prototipo en Hungría y Francia, en 1938, pero no lo llegó a comercializar. Ese mismo año, Agustín Pedro Justo, quien pocos meses antes había dejado de ser Presidente de la Nación Argentina, lo invitó a radicarse en su país cuando de casualidad lo conoció en momentos en que Biro estaba en Yugoslavia, haciendo notas para un periódico húngaro. Justo lo vio escribiendo con un prototipo del bolígrafo y maravillado por esa forma de escribir se puso a charlar con él. Biro le habló de la dificultad para conseguir una visa y Justo, que no le había dicho quien era, le dio una tarjeta con su nombre.
Biro no se decidió en ese momento a ir a la Argentina, pero en mayo de 1940, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, él y su hermano emigraron hacia Argentina junto con Juan Jorge Meyne, su socio y amigo que lo ayudó a escapar de la persecución nazi por su origen judío. Tiempo después su esposa Elsa y su hija Mariana desembarcarían también en Buenos Aires.
En ese mismo año formaron la compañía Biro Meyne Biro y en un garaje con 40 operarios y un bajo presupuesto perfeccionó su invento, realizando el 10 de junio de 1943 una nueva patente en Buenos Aires. Lanzaron el nuevo producto al mercado bajo el nombre comercial de Birome (acrónimo formado por las sílabas iniciales de Biro y Meyne). Su venta al público fue de entre 80 y 100 dólares, un costo excesivo para esa época.
Al principio los libreros consideraron que esos «lapicitos a tinta» eran demasiado baratos como para venderlos como herramienta de trabajo y los vendían como juguetes para chicos. Al respecto, en su última entrevista antes de fallecer, Biro afirmó: «Mi «juguete» dejó 36 millones de dólares en el tesoro argentino, dinero que el país ganó vendiendo productos no de la tierra sino del cerebro».
Cuando comenzó a promoverse se la llamó esferográfica y se hacía hincapié en que siempre estaba cargada, secaba en el acto, permitía hacer copias con papel carbónico, era única para la aviación y su tinta era indeleble.
En 1943 licenció su invento a Eversharp Faber, de los Estados Unidos, en la entonces extraordinaria suma de USD 2.000.000, y en 1951 a Marcel Bich, fundador de la empresa Bic de Francia.