Ayer el ministro Hernán Lacunza anunció cuatro medidas vinculadas al pago de bonos y el pago de la deuda externa con el FMI que contrajo el gobierno de Mauricio Macri.

Como publicó La Posta ayer, el nivel de reservas cae aceleradamente. El gobierno debe vender dólares diariamente por varios millones para contener a los mercados.

El martes debió vender más de U$D 300 millones. Así y todo no logró contener la divisa ni el riesgo país.

El fin de semana pasado la misión del FMI que visitó la Argentina estuvo reunida con Alberto Fernández y su equipo económico. Durante la reunión, y luego con un comunicado, el equipo del Frente de Todos responsabilizó por la endeble situación económica también al FMI por no controlar las metas que el gobierno debía cumplir.

Es más, señalaron que los préstamos en dólares del FMI han servido sólo para financiar la fuga de capitales de empresas que llevan sus activos al exterior. Algo estrictamente prohibido.

La situación es tan delicada que la principal preocupación del gobierno es poder tener dólares hasta el fin del mandato.

Luego del martes negro, como lo bautizaron, ayer el gobierno debió superar la barrera de los U$D 300 millones, y vendió U$D 367 millones. Así y todo no pudo contener el dólar que se ubicó en los $60.

Al finalizar la jornada, Lacunza realizó los anuncios. Básicamente en ellos se aplaza el pago a tenedores de bono de vencimientos cortos. Lo que técnicamente equivale a un default. Por otro lado, Lacunza anunció que la deuda será renegociada porque el gobierno no cumplió las metas propuestas al organismo internacional.

Los economistas opinan que aunque no se la anuncie como tal, nuestro país se encuentra ante una seria posibilidad de default. La refinanciación de la deuda equivale a que se cambiarán los plazos de pago al organismo.

Todavía no está claro cómo será esa refinanciación, por lo que desde el equipo de Alberto Fernández guardan silencio a la espera de mayores detalles.

Para hoy se espera la reacción de los mercados. La incertidumbre crece en la economía y no hay posibilidades de mejoría. Al menos todos los indicadores muestran una gran volatilidad, y al aplazar el pago de intereses de los bonos el gobierno está a las puertas de crear sus propios holdouts, acreedores que no acepten esta medida y busquen iniciar un litigio en tribunales internacionales.