Superar sus orígenes humildes parece ser el objetivo principal de la protagonista, Elisa Viltes, una joven de quince años que nació y creció en una villa en la provincia de Santa Fe y encuentra en una promesa de trabajo y estudio en Jujuy la oportunidad de progresar y tener una vida mejor.

Desde que sus padres, apenas catorce años mayores que ella, parten de gira musical y queda sola con su abuela, Elisa se desespera por diferenciarse de sus pares, y encuentra en la escritura un medio para reflejarse y relatar su existencia, tal vez para darle sentido. “Quiero ser escritora. Pero ya me di cuenta de que no puedo sacarme las palabras que tengo adentro, como me saqué el vermú del estómago.

Con las palabras de la villa solamente se pueden escribir cumbias. ¡Nunca vas a escribir un libro!”, escribe Elisa en su diario íntimo. Intentando escapar de ella misma, la joven llega a Jujuy donde descubrirá que tiene ‘la marca de la soledad’ y que debe autoreconciliarse para evitar que ‘los diablos malos’ la encuentren.

Tapa del libro editado por Norma

Lo ‘inesperado’ en esta novela va más allá de su título, ¿qué es lo inesperado? En este caso aparece alguien que no mira para otro lado y no duda en ayudar a una joven en peligro, una amiga que regala cuadernos y poesias para plasmar las palabras y un club de lectores que ayudan a encontrarlas, además de un retorno a los orígenes para sanar las heridas.

Desde una prosa dinámica que cambia de narrador en cada capítulo, Liliana logra describir perfectamente el paisaje norteño, más precisamente Tilcara, destino del viaje de Elisa y escenario de tal vez, la parte más despiadada de su travesía.

En Elisa, la rosa inesperada, publicada a mediados de 2017 por
Editorial Norma. Liliana Bodoc consigue denunciar los terribles casos de trata de personas sin siquiera mencionar ese término en toda la novela, y, además, propio de su gran capacidad creadora, lo hace anteponiendo el lenguaje estético que caracteriza todas sus obras. La denuncia se hace sin recurrir a golpes bajos, y se basa en mostrar como aquellos que pueden ‘salvar’ muchas veces eligen mirar para otro lado y hacer’ la vista gorda’ ante las injusticias.

Para la escritura de este libro, la autora decidió vivenciar ella misma la travesía ’de Elisa’. Tomó un micro al norte argentino y anotó sus vivencias en una bitácora de viaje que está disponible en www.elviajedelilianabodoc.com.ar y queda como testigo de la construcción de la historia y de su propio proceso de escritura. Asimismo, y por primera vez en su carrera literaria, Bodoc se remite a su propia infancia, que se desarrolló en una villa de emergencia de Santa Fe, dándole un tinte ligeramente autobiográfico a la narración.

El desprecio de los orígenes, el intento de reconstrucción, la maldad contrapuesta a la inocencia, la violencia, la soledad, el dolor, y la música, porque “la vida es un viaje con música de fondo”, el reencuentro con las palabras y la poesía, la aceptación y la sanación conforman el ambiente onírico en el que se desarrolla la trama y nos invita a ‘mirar al otro lado del que todos señalan’ para descubrir historias como esta, la de Elisa, que sin dudas es una lectura imprescindible.

Además de la satisfacción que siente el lector al culminar una novela tan completa, se suma el sentimiento de melancolía al saber que esta es la última obra de la gran Liliana Bodoc. Quien falleció el año siguiente a su publicación, dejando un vacío enorme en sus lectores y en el mundo literario que tan bien supo llenar con sus historias.

Por Juliana Paladino Streva