El Observatorio de la Deuda Social perteneciente a la Universidad Católica Argentina (UCA) elaboró un informe en el que se detalla el preocupante índice de pobreza en el que se encuentran millones de argentinos hoy. Los datos corresponden al tercer trimestre del 2019 y son desalentadores.
Según el informe, en los últimos meses del año un 32,1 por ciento de hogares y un 40,8 por ciento de personas se encuentran debajo de la línea de pobreza. Es decir que 16 millones de argentinos viven en la pobreza y un 3,6 por ciento en la indigencia. Si se incluye a la población rural, el número alcanza los 18 millones.
Lo que resulta más preocupante es que del total de afectados un 59,5 por ciento son niños y adolescentes. Son más de 7 millones que viven en hogares con carencias básicas. Por su parte, más de 1,5 millones de niños y adolescentes viven en hogares indigentes.
Los sectores más afectados son los segmentos sociales de trabajadores marginales (66,4 por ciento), obreros (51,8 por ciento) y empleados formales (51,1 por ciento). Además, el informe señala que después del 2017 hubo un importante aumento en la tasa de pobreza de los segmentos de clase media no profesional: de 4,9 a 14,2 por ciento.
En este sentido, el documento expone que: «Tanto la desigualdad persistente como la pobreza estructural son resultado de un modelo económico-productivo desequilibrado con efectos de exclusión, marginalidad y desigualdad a nivel socio-cultural, socio-demográficos y socio-ocupacionales.«
La dimensión acceso a la alimentación y la salud tuvo un incremento profundizando lo observado en 2017 y 2018. «La evolución se explica principalmente por el incremento en la inseguridad alimentaria severa, el acceso a atención médica y el acceso a medicamentos. En el contexto de un proceso de fuerte deterioro de los ingresos de los hogares, casi un tercio de la población (32%) reside en 2019 en hogares que presentaron privaciones en esta dimensión de derechos.»
Para concluir, se detalla la agenda urgente de la inseguridad alimentaria. Esta consiste en erradicar el riesgo alimentario y sanitario teniendo como prioridad la inseguridad alimentaria y la mal nutrición. Otro de los ejes es el acceso gratuito a alimentos frescos y saludables y a medicamentos básicos para población de riesgo, así como a educación alimentaria y sanitaria.