El curioso caso de la mujer que cree que es un gato
Estamos acostumbrados a ver en nuestra sociedad a personas que no están nada contentas con el reparto genético que les ha tocado. Desde gente que no se siente cómoda con su peso, altura o color de cabello hasta otros que les gustaría cambiar de sexo, de etnia e incluso de especie. Sí, de especie.
Sabemos que, gracias a la evolución de la medicina, la mayoría de exigencias de personas que no se sienten cómodas en su propia piel tiene distintas soluciones que se resuelven con psicología, quirófano y distintos tratamientos. Pero, por suerte o por desgracia, los médicos no saben cómo transformar a una persona en perro, jirafa o elefante. Y, en mi humilde opinión, me atrevería a decir que menos mal.
En algunos casos la cosa es seria. Que un ser humano sienta que su especie es otra ubicada en el reino animal, se considera un síndrome psiquiátrico bautizado bajo el nombre de licantropía, que viene a ser el delirio de creerse un animal o que la persona piense que puede transformarse en uno a voluntad. En otros casos, como el de Nano, una no sabe qué pensar.
NRK P3 Verdens Rikeste Land, expertos en entrevistas a personas inusuales envió a su intrépida reportera Silje E Elpara conocer en profundidad el día a día de esta chica de 20 años que está completamente convencida de que es un gato. Nano prefiere hablar en maullidos, andar a cuatro patas y silbar a los perros que se encuentra en su camino como mecanismo de defensa. Además, su indumentaria diaria dispone de orejas de gato y de rabo con el fin de sentirse más felina.
Nano trata de explicar a la periodista cómo funciona su psique: «estoy convencida de que he nacido en la especie equivocada: no me gusta el agua, ni los perros… es obvio que soy un gato».