En la madrugada del domingo los medios sanjuaninos recibieron un comunicado desde la parroquia Santa Teresita de Jesús, anunciando que el presbítero de la sede católica, José Ortega, había renunciado para «realizar un camino de conversión interior».

Algunas horas más tarde el mismo párroco lo confirmaba en un video en el que admitía, «He usado las redes de manera indebida». Fue cuestión de tiempo hasta que aparecieron los chats en los que había intentado seducir a un joven.

Según el relato de quien hizo la denuncia pública a través de la red social, un amigo le había contado que estaba recibiendo mensajes del párroco y él quiso hacer algo al respecto. Dio inicio entonces a un chat en el que solo fueron falsas las circunstancias y uno o dos nombres propios, pero en el que el cura creyó.

«Copié el número y creé un personaje similar al de mi amigo: joven, delicado, con aires de pureza e inocencia de una tierna edad, pulcro, cuerpo delgado y atlético. El perfil ideal para quienes se forman en la homoeroticidad de la belleza del mancebo griego», explicó quien llevó adelante la maniobra, sobre cómo creó un usuario falso desde el que tentó al sacerdote con el único fin de dejarlo al descubierto.

El chat duró un día a lo largo del que Ortega intentó que «Lisandro», su supuesto interlocutor, un joven de 20 años, fuera con él a «comer, tomar un helado», que le dijera su apellido, que le contara su historia. “Soy padre Pepe Ortega, Cura Párroco de Santa Teresita del Niño Jesús”, se presentó desde un primer momento el religioso, sin ocultar su identidad.

A medida que avanzó la charla y entró en confianza empezó a enviarle fotos, algunas de ellas en ropa interior y también audios. Cuando se acercaba el momento del encuentro se animó a más, «Estás buenísimo» o «Estoy re caliente», son algunos de los mensajes que pueden leerse en las capturas de pantalla que fueron publicadas.

Al final de los mensajes de chat, «Lisandro» descubre ante el cura Ortega que la conversación había sido una farsa, «Me dan asco los clérigos hipócritas que predican ‘verdades’ y después andan levantándose a pibitos jóvenes». «Me hiciste una trampa, atendeme, por favor», es lo último que se lee en las capturas del intercambio.

Tras la publicación de Facebook el sábado y el comunicado de la parroquia aceptando la renuncia del presbítero el domingo por la madrugada, él mismo se filmó frente a la cámara de un celular admitiendo -aunque sin dar detalles- los hechos que lo llevaron a presentar la renuncia.