El fiscal de la causa que investiga a Cristina Kirchner sería parte de una red de extorsión

Todo comenzó con una denuncia que realizó el empresario Miguel Etchebest por extorsión contra el abogado Marcelo D’Alessio radicada en el departamento judicial de Dolores.

Etchebest denunció con pruebas fílmicas y fotográficas cómo D’Alessio le pidió dinero a cambio de ser excluido de la causa que investiga el supuesto pago de coimas durante el kirchnerismo a partir de un grupo de fotocopias de cuadernos que consignarían los pagos fraudulentos.

Desde el principio se cuestionó que la documentación no sea original, sino fotocopias, lo que las hacía imposible de peritar. Los cuadernos nunca se encontraron.

Sin embargo, tras la denuncia de Etchebest, el juez de Dolores Alejo Ramos Padilla ordenó un rápido allanamiento al domicilio de D’Alessio. Allí se secuestraron desde armas de fuego de importante calibre, documentación de personas provenientes de los servicios de inteligencia, una notebook y un disco rígido que están siendo peritados, y un cuaderno orginal donde D’Alessio habría anotado los encargues que le realizaba el fiscal Carlos Stornelli.

Ayer, el juez ya procesó con prisión preventiva al falso abogado D’Alessio y evaluó la posibilidad de pedir un jury al fiscal Stornelli, por lo que la causa podría quedar totalmente nula por el funcionamiento de una asociación ilícita que ya está comprobada, pero falta esclarecer en qué terminos participaba Stornelli, aparentemente como jefe y en la actuaban dos comisarios más.

En Comodoro Py, el tribunal federal más importante del país, tiemblan porque no saben quiénes podrían figurar en una documentación original y copiosa que se le secuestró a D’Alessio. Pero lo más grave es que amenaza con hacer caer la causa de las fotocopias de los cuadernos en la que están imputados y apresados cientos de empresarios y políticos del kirchnerismo.

De comprobarse, todo lo actuado por Stornelli quedaría en la nada y podría también alcanzar al juez de la causa, el cuestionado juez macrista Claudio Bonadio, que tiene, misteriosamente, todas las causas políticas en sus manos.