El Papa visitó hoy por la mañana la isla griega de Lesbos, donde almorzó con refugiados del centro de acogida de Moria, pidió respuestas de la comunidad internacional y rezó para que jamás se olviden de los muertos en el cementerio en el que se convirtió el mar Egeo.
El pontífice manifestó:
Se dirigió así a los 2500 refugiados que esperan en la isla helénica una respuesta al derecho de asilo para poder entrar en Europa, luego de haber cruzado al mar Egeo para escapar del hambre y las guerras.
Al ingresar al campo, donde fue recibido por 150 menores de edad con carteles de bienvenida, Francisco recorrió el mismo pasillo que los refugiados deben hacer para registrarse y saludó y estrechó las manos, uno por uno.
En la declaración ecuménica firmada hoy en Moria, se sostuvo, además:
Nos hemos encontrado en la isla griega de Lesbos para manifestar nuestra profunda preocupación por la situación trágica de los numerosos refugiados, migrantes y demandantes de asilo, que han llegado a Europa huyendo de situaciones de conflicto y en muchos casos de amenazas diarias a su supervivencia.
Al mismo, tiempo, se expresó que:
«La opinión mundial no puede ignorar la colosal crisis humanitaria originada por la propagación de la violencia y del conflicto armado, por la persecución y el desplazamiento de minorías religiosas y étnicas, como también por despojar a familias de sus hogares, violentando su dignidad humana, sus libertades y derechos humanos fundamentales».
Posteriormente, Francisco rezó en el puerto de Lesbos para «jamás olvidar a los migrantes que mueren en el mar tratando de alcanzar la isla griega».
A esas víctimas homenajeó con un minuto de silencio y una corona de laureles que arrojó al mar junto al Patriarca Ecuménico Bartolomé y al Arzobispo de Atenas Hieronymos.
Por último, el Papa resaltó su admiración por el pueblo griego, al que agradeció que «a pesar de las graves dificultades que tiene para afrontar, ha sabido mantener abierto su corazón y sus puertas».
La súplica fue hecha de cara a los pocos kilómetros en los que el Mar Egeo separa a Grecia de Turquía.
Al llegar al aeropuerto de Mitilene a las 10.05 locales (4.05 de Argentina), Francisco mantuvo un encuentro privado de 20 minutos con el primer ministro Alexis Tsipras, quien lo recibió en el lugar y le agradeció su mensaje «contra la guerra y por la acogida, en épocas en que otros líderes cristianos construyen muros y barreras».
También se subrayó la necesidad de proteger a quienes arriesgan la vida cruzando el Mar Egeo y el Mediterráneo, combatiendo las redes de tráfico de personas, eliminando las rutas peligrosas y diseñando procedimientos seguros de asentamiento en Europa.
Tras el viaje, el Pontífice emprendió su regreso a Roma poco después de las 15:00 horas (9 de Argentina), donde tiene previsto aterrizar dos horas y media más tarde.