En la jornada del domingo los hermanos chilenos eligieron un nuevo presidente, a Gabriel Boric (55,86%) quien superó por 11 puntos porcentuales en balotage al representante de la derecha José Antonio Kast (44,14%). De esta manera la sociedad dio por concluido un ciclo de cambios sociales que comenzaron con las revueltas estudiantiles, pasaron por las amplias movilizaciones y reclamos, incluyendo la convocatoria a una nueva asamblea constituyente y un plebiscito para cambiar la constitución.

El voto favorable al joven Boric, de 35 años, significa un rechazo a las políticas que implementa el gobierno del presidente saliente Sebastián Piñeyra. También es una condena social a la figura del exdictador Augusto Pinochet que el rival José Kast reivindicó insistentemente.

La identificación de Boric con ideas de corte progresista supone también una nueva esperanza para la integración regional de América del Sur y la defensa de los intereses comunes regionales. El presidente electo propone un modelo de desarrollo dando prioridad a las energías renovables, imponiendo impuestos a las grandes fortunas, fomentando la ciencia y gobernando con promover derechos de las minorías.

Además Boric es el presidente más votado de la historia chilena en una elección también histórica en la que participó el 55% de los electores. En la primera vuelta de las elecciones se renovó totalmente la cámara de diputados y parcialmente el senado. En ninguna de las dos cámaras tendrá Boric una mayoría propia.

En su discurso tras el triunfo, y luego de recibir el saludo de su rival, Boric reconoció que el trabajo no será fácil y se comprometió a lograr que la educación sea un derecho, que cambie el sistema de pensiones y jubilaciones (actualmente en manos privadas de inversores privados), y asimismo a impedir negocios con los bienes naturales.

Cerró sus palabras diciendo: «Hoy día la esperanza le ganó al miedo. Chilenos y chilenas hemos llegado con un proyecto de gobierno, que se puede sintetizar en avanzar con responsabilidad en los cambios estructurales que Chile necesita. Nuestro gobierno va a ser un gobierno con los pies en la calle».