A mediados de diciembre se realizó en nuestra ciudad el Baile del Egresado, organizado por Dirección de Juventud en conjunto con los Centros de Estudiantes de las escuelas secundarias y la subsecretaría de Cultura.

Como cada año, la Dirección de Juventud, en este momento a cargo de Tomás Salvatierra, expuso en un documento los resultados económicos del evento. Según detallan, entre la venta de sillas a las familias y entradas generales, se recaudó un total de $672.000, de los cuales, $554.698 se utilizaron para cubrir gastos.

Por lo tanto, quedó en total un resultado de $117.302 como saldo a favor. Dinero que será repartido entre los centros de estudiantes que participaron con mucho esfuerzo de la organización. Son en total 10 centros de estudiantes, por lo que cada uno recibió apenas $11.730.

La mayor cantidad de dinero se destinó a la decoración, costando ésta $77.200. El segundo gasto importante fue el de SADAIC, que se llevó $60.000, y el tercero fueron las viandas para los egresados, que costaron $57.906. Este año, la organización respecto a las viandas estuvo a cargo de la Sociedad de Fomento «La Esperanza», domiciliada en Almafuerte 2049.

A estos gastos le siguen los de sonido e iluminación, con un total de $55.500, el alquiler de una pantalla led, de $42.000 y la filmación, que costó $38.000. Así mismo se pagó un total de $13.000 a quienes realizaron la locución del evento.

El resto de los gastos corresponden a AADI CAPIF (Asociación Argentina que representa a los artistas intérpretes y a los productores de fonogramas), seguridad privada, alquiler de baños, sillas, flores, vallas, cotillón, seguro, shows, ferretería, gráfica y alquiler de grupo electrógeno; arrojando un total de $211.092.

¿Un baile para quién?

La historia de los bailes de egresados es larga. Para sintetizarla podría decirse que comenzó como una organización muy sencilla, «a pulmón», hace unas décadas hasta que hubo una especie de estafa, y ahora se ha convertido en un megaevento que mueve un importante monto de dinero.

Ya la anterior edición estuvo cuestionada por la forma en que se realizaron las contrataciones, un tema complejo porque no está claro quiénes son los organizadores, y por lo tanto quiénes deciden. En una versión son los centros de estudiantes los organizadores, y el municipio solo le da un marco de legitimidad para poder llevar adelante tamaño evento.

En ese sentido opinó el funcionario Maximiliano Felice con motivo de la anterior edición, y que además participó de la elaboración de la ordenanza que regula el baile. Según dijo se trata de «una Comisión integrada por los integrantes de los centros de estudiantes de secundario con el acompañamiento de la Dirección de la Juventud».

Sin embargo, el actual director de Juventud, Tomás Salvatierra, quien puso a los Centros de Estudiantes en un segundo plano en declaraciones a la prensa municipal: «Nos dan una mano muy importante a todas las áreas del municipio que lo organizan». Los protagonistas cambian, y por tanto, cambian quienes deciden las contrataciones.

La realización del baile coincidió con el cambio de gestión, por lo que Leticia Golía, militante de la UCR que hasta el 10 de diciembre se desempeñó como directora de Juventud, entregó la conducción del área a su reemplazo, Tomás Salvatierra, con experiencia en las empresas de turismo, a quien le tocó presentar el balance de los gastos.

Éste se publicó ayer jueves luego que un medio de comunicación informara con una nota la demora de ese informe. Minutos después llegó la información vía Prensa Municipal.

¿El último baile de egresados?

El baile del egresado en total costó 554 mil pesos, una suma cercana a lo que el intendente cobrará como sueldo mensualmente en 2020. Pero esta edición podría ser la última que se realice. La gestión de Aiola cancelaría el evento a futuro y dejaría la iniciativa a las empresas privadas.

El evento había sido destacado por el municipio como «único e irrepetible en la provincia», para señalar que Chacabuco es la única ciudad donde egresar supone tan importante despliegue de dinero. En otras ciudades se organizan cenas donde cada quien paga su tarjeta y los fondos son solo para solventar los gastos.