La economía no le da respiro a Cambiemos. Ninguno de los anuncios de mejoría que los funcionarios y el presidente realizaron durante el gobierno se cumplieron. La receta económica del macrismo en términos técnicos ha sido la de enfriar la economía, es decir, no alentar el consumo desde el Estado. Programas como cooperativas de trabajo, la Asignación Universal, los créditos a emprendedores, o los aumentos jubilatorios fueron políticas que el macrismo le criticó al kirchnerismo y luego desactivó.
En la visión de Cambiemos los argentinos, y sobre todo las clases bajas, compraban celulares que no podían tener, televisores que tampoco podían tener, y así. En síntesis, se trataba de un consumo artificial, y las industrias que vendían esos productos también eran artificiales y «caras» de sostener.
El camino de Cambiemos fue volcar todos esos recursos para financiar otro tipo de cosas: importaciones, financiamiento de capital, y el propio crédito que le pidió al FMI, y del cual está llegando el último desembolso.
Tan malas han sido las políticas kirchneristas en este sentido que Cambiemos apelará a ellas en este año electoral, utilizando los dólares del FMI para apostar a una megacampaña política como nunca antes para buscar la reelección de Mauricio Macri cueste lo que cueste.
La medida será anunciada como parte de un paquete de medidas gubernamentales que confirmó Marcos Peña en una conferencia de prensa: «medidas para aliviar la situación económica y encausar a la Argentina en un camino de desarrollo».
Precios de ballotage
Uno de los arietes del kirchnerismo fueron los programa Ahora 12 y Precios Cuidados, que consistían en un financiamiento a tasas 0% del consumo a través de tarjetas de crédito y débito, el primero; y el segundo enuna lista de precios de primeras marcas a precios congelados.
Los planes (independienteente del resultado electoral de 2015) tuvieron excelentes resultados, como consecuencia cuando Macri asumió debió sostener Ahora 12, aunque ya no es lo mismo. Al día de hoy sigue funcionando, el problema es la tasa de financiación (calculada en un 40%, menor que la fijada por el gobierno para el resto de las operatorias) y la diferencia entre precio de lista y el de contado efectivo.
El anuncio del miércoles constará de un plan destinado a restaurar las condiciones de financiación del consumo que el programa tenía cuando lo lanzó Cristina Fernández en su última presidencia. Para ello, aseguran, el gobierno negocia apresuradamente con las grandes empresas. Para ingresar las empresas deben garantizar dos condiciones: que hayadisponibilidad de los productos en góndola y que dure hasta el 24 de noviembre, fecha de un eventual ballotage.