El dirigente político Juan Grabois dio una concreta opinión acerca del atentado contra Cristina Fernández, que salvó su vida de milagro. Grabois opinó que no se debe descartar una «planificación criminal de alto nivel» y dijo que la presentación de Montiel Sabag como «un loquito» no excluye que sea un sicario al que se le ordenó matar a la vicepresidenta.
Grabois, entrevistado en C5N, opinó que «hubo un grupo organizado que fue a matar a Cristina» y que «no hubo una situación fortuita, hubo una planificación de un asesinato político que hubiera cambiado la historia del país. Sabemos quienes son los actores, vemos la escenografía de violencia incremental pero no sabemos quién es el director y quién es el guionista. No ser ‘conspiranoico’ tampoco puede ser una excusa para ser imbécil. Por algo le pasó a Cristina, porque gente que quiera salir en la televisión hay un montón, ahora gente que va con un arma y se la pone en la cabeza no hay tanto. Ahora hay una latencia, se abrió la posibilidad de que pueda volver a pasar«.
El dirigente agregó que entre las preguntas «hay que preguntarse porqué (sucedió) en este contexto donde estamos discutiendo tanto hidrocarburos, litio, agroindustria, soja» y recordó que «por menos de lo que hay en vaca muerta hay una guerra civil en Ruanda, tenemos un conflicto en Ucrania e invadieron Irak. Cristina es la piedra en el zapato de los que quieren terminar de convertir a la Argentina en una colonia. Eso es la causa por la que suceden todas esas cosas, desde el lawfare a este intento de asesinato que desde mi punto de vista no hay ninguna posibilidad de que no haya sido planificado y no haya habido una cadena de instigadores«.
Grabois llamó la atención sobre el hecho que Montiel tanto como su novia Brenda «Ámbar» Urialte formaran junto a otras personas un grupo de gente que vendía copos de azúcar en la vía pública. Según el registro fílmico que obra en la causa, los días previos realizaron tareas de inteligencia en las inmediaciones del barrio donde Cristina vivía: «Vos no vendés copitos en recoleta si no estás arreglado con la policía«, dijo y agregó que «acá hay gente que está involucrada«.
En su perspectiva «está vinculado a un plan criminal» y «hay un sicario (Montiel), y la mujer no es su novia, es su cómplice y falta que se determine las responsabilidades intelectuales del hecho«.
Sobre aquellos que pretenden disminuir la gravedad del hecho, Grabois dijo: «no tenemos que permitir es que se descalifique la hipótesis de una planificación criminal de alto nivel«. Es decir, que podría pensarse en un plan que buscó asesinar a Cristina y en presentar los hechos como producto de un plan casero, por decirlo de algún modo.
Algunos opinan que un pensamiento como el de Grabois se basa en la existencia de conspiraciones secretas, a lo que el dirigente opinó: «las consipraciones existen también, las guerras son guerras, el lawfare es una forma de guerra asimétrica«, dijo y recordó que «hay gente muy poderosa interesada que esa persona desaparezca del mapa«.
Además resaltó la existencia de un discurso que busca poner el hecho como una puesta en escena, como si hubiera sido creado por el propio peronismo: «hay una operación muy clara para tratar de crear un escenario donde la sociedad o una parte crea que esto fue una puesta en escena«.
Y explicó que el plan de asesinar a la vicepresidenta podría estar acompañado de una forma de encubrir el asesinato detrás de la idea de que Montiel actuó solo: «si contratás un sicario profesional que va con un sniper (francotirador), es obvio que es un asesinato político. En cambio, esto ‘es un loquito’, ‘mirá a cara que tiene’, ‘es un loquito’. No, no es ningún loquito, acá hubo una planificación y hay que ver donde van los hilos más arriba» dijo y ratificó que «no es casualidad que esté pasando mientras se están negociando cosas muy estructurales de este país«.
Una idea similar, que Cristina se trata de un escollo para muchos poderes, la esgrimió en una entrevista radial el dirigente de La Cámpora, Andrés Larroque.