El lunes comenzó un paro patronal en contra del aumento del 3% a las retenciones en la soja. Alentado por las entidades agropecuarias, el paro tiene obvias connotaciones políticas.
Ante esto, los 11 gremios que actualmente participan en la Mesa Sindical de Chacabuco (UOMA, Luz y Fuerza, SICHOCA Sindicato de Choferes de Camiones, UPCN, AEFIP, SUTEBA, UOCRA, CTA de los Trabajadores, AGREMMIA, SOERM, SANIDAD y STM Sindicato de Trabajadores Municipales) realizaron una nota donde criticaron con fuerza al sector que se autodenomina «campo».
«Esos sectores fueron grandes ganadores del modelo económico y político neoliberal que se desplegó entre los años 2015 y 2019», recordaron.
(Publicación pedida)
Fue “el campo”: Del piquete paquete a la indiferencia social
Durante las últimas semanas hemos advertido un nuevo intento, por parte algunos sectores agropecuarios, de reproducir el lockout patronal que tuviera lugar en el año 2008.
No se trata de una manifestación representativa, ya que tan solo convoca a las facciones que dominan el mercado de los agro negocios. Grandes empresarios agrarios, podríamos decir.
Y para hacer justicia con el sector habría que aclarar que EL CAMPO es mucho más diverso, y concentra en un mayor porcentaje a productores rurales, pequeños y medianos, que no se congregan en torno a esta medida, ni comparten los intereses con las facciones dominantes.
Desde la Mesa Sindical de Chacabuco consideramos que estas conductas van completamente a contramano de los tiempos que corren.
Esta es una época de encuentros. Un momento que reúne a diversos actores sociales para emprender la ardua tarea de reconstruir una sociedad y una nación que ha quedado desbastada por un modelo político y económico que perjudicó fuertemente al pueblo trabajador.
Aunque, es sabido que si hay perjudicados también hay beneficiados. Si alguien pierde es porque otro gana.
Los pasados cuatro años significaron un fuerte retroceso para la mayoría de los argentinos y argentinas. Pero la mayoría no son todos. Y algunos sectores que pertenecen a la actividad de los negocios agrarios, esos sectores concentrados de la economía que llaman “el campo”, aquellos que llevan adelante una medida de fuerza durante estos días, aquellos que amenazan con el desabastecimiento alimenticio a todo un país, esos sectores fueron grandes ganadores del modelo económico y político neoliberal que se desplegó entre los años 2015 y 2019.
Vale la pena este breve repaso por la historia reciente de nuestro país, ya que el lockout 2020 se ve impulsado por la siguiente proclama:
Resulta imposible realizar un esfuerzo que aporte a la reconstrucción económica y social antes citada. Un esfuerzo que se manifiesta en la suba de los impuestos que el sector agrario concentrado percibe.
Pero la realidad confirma, sobradamente, que no fue “el campo” quien puso el pecho frente al manto de miseria que cubrió a la argentina.
No fue “el campo” el que tuvo que elegir entre medicamentos o comida.
No fue “el campo” el que aportó los 150.000 despidos del periodo anterior.
No fue “el campo” el que vio caer su salario con la brutal devaluación.
No fue “el campo” el que debió recortar sus gastos alimenticios para poder pagar servicios básicos.
En cambio, si fue el campo uno de los grandes ganadores de un modelo que sembró la pobreza y la desigualdad en este suelo.
Fue el sector que aumentó fuertemente sus ganancias con la devaluación, mientras la mayoría trabajadora perdía poder adquisitivo y calidad de vida de forma sistemática.
Si fue “el campo” quien se benefició con aquella situación, pudiendo comprar más mano de obra por menor precio.
Si fue “el campo” el que ganó a costa de una formidable transferencia de recursos desde los sectores más humildes de nuestra sociedad.
Entonces, no creemos que se trate de un esfuerzo. El esfuerzo lo hizo la inmensa mayoría de los argentinos y argentinas durante los últimos cuatro años, y lo sigue haciendo.
Esta readecuación de la escala impositiva para los grandes negocios agrarios, no es más que un acto de justicia social. Se trata de una devolución, de equilibrar de nuevo la balanza que se inclinó intencionadamente en favor de los sectores más concentrados y enriquecidos de la economía.
Se trata de encender de nuevo el mercado interno.
Por todo lo expuesto aquí, desde la Mesa Sindical de Chacabuco repudiamos con firmeza la conducta sectaria y atemporal de esos grandes empresarios agrarios, que ponen en jaque no solo el abastecimiento alimenticio sino también la reconstrucción de un país que ellos mismos ayudaron a romper.
Además, no dudaremos en poner el cuerpo de ser necesario. No es admisible que una medida de fuerza de uno de los sectores más acomodados de la sociedad tome como rehén a todo el pueblo argentino, que tiene necesidades básicas insatisfechas y requieren un tratamiento urgente.