Mauricio Macri dio ayer su primer discurso de apertura de sesiones frente a la Asamblea Legislativa.

El Presidente dedicó buena parte de su exposición a la herencia kirchnerista, utilizó algunos minutos para enumerar genéricamente la agenda legislativa que buscará impulsar y por último retomó los ítems clásicos de campaña sobre los desafíos de su mandato: pobreza cero, narcotráfico y  la unión de los argentinos.

Despertó aplausos de los legisladores oficialistas y recibió críticas y gritos por parte de los del Frente para la Victoria, que le recordaron los despidos provocados a partir del 10 de diciembre, la represión de la protesta social y la situación de Milagro Sala.

Sin grandes anuncios, a los legisladores les pidió apoyo para iniciativas como derogación de la ley cerrojo y solicitó que la modificación de las escalas del Impuesto a las Ganancias se trate lo antes posible.

El Presidente dio por cerrado su diagnóstico y prometió publicar los datos área por área, “para que todos los argentinos sepan el estado en el que estaba la Argentina en diciembre de 2015”. Desde las bancas de Cambiemos aplaudieron y se pusieron de pie.

La vicepresidenta Gabriela Michetti tuvo que pedir silencio en varias ocasiones y la tensión subió todavía un poco más cuando Macri reclamó “respetar el voto de la democracia”.

Por último, ratificó el deseo de aprobar este año la reforma política.

Transcurridos 60 minutos exactos, Macri cerró su discurso.