Dos de las residencias de la ex-presidente y actual senadora Cristina Fernández de Kirchner fueron blanco de allanamientos por el caso judicial que investiga supuestos sobornos millonarios para la adjudicación de contratos de la obra pública, más conocido como la causa de los «cuadernos de la corrupción».
Por orden del juez Claudio Bonadio, comenzó al mediodía un enorme operativo en un departamento de Kirchner en el barrio de Recoleta, Buenos Aires, con varias camionetas policiales, personal de brigadas de explosivos, bomberos y perros entrenados.
El despliegue llamó la atención por su grandilocuencia, recordando los allanamientos realizados al ahora detenido Lázaro Báez. Ello llevó a que muchos interpretaran, con razones, que el despliegue tenía un poco de desmedido, de show, denunciando así que se trata de
Las pesquisas en el departamento de más de 200 metros cuadrados duraron 13 horas y en el transcurso de la tarde, en la calle, un grupo de partidarios expresaba su apoyo a la ex-mandataria con carteles y consignas.
Carlos Beraldi, abogado de Kirchner, denunció que se le impidió permanecer en el lugar durante el allanamiento. «Estamos frente a una farsa, en clara violación de los principios del estado de derecho. Vamos a pedir la nulidad del operativo. Yo abrí la puerta. Puse a disposición el domicilio para que sea revisado. Voy a denunciar penalmente al juez», dijo antes de retirarse visiblemente furioso.
Por otro lado, también en la tarde, otras brigadas ingresaron a la casa de Cristina en Río Gallegos, una propiedad de dos pisos con amplio jardín en la Patagonia, este duró aproximadamente 6 horas.
Autorizados el miércoles por el Senado, los allanamientos se llevan a cabo sin la presencia del juez ni del fiscal Carlos Stornelli y aun resta realizar un tercer allanamiento en El Calafate.