Su equipo, Slovacko, enfrentaba a sus huéspedes, Bohemians 1905, en el estadio Dolicek de Praga. Durante el encuentro mientras se diputaba una pelota de aire, un jugador golpeó contra el arquero, el cual cayó sobre sus espaldas.

Muy rápido de reflejos, Francis Koné, estaba cerca de la jugada y auxilió como en un film al arquero. Lo puso de costado le sujeto el brazo con un pie para evitar la rigidez y le introdujo la mano en la boca para evitar una asfixia por llevarse la lengua hacia atrás.

De esta manera lo socorrió ante lo que de otra manera habría sido una muerte. El jugador contó que es la cuarta vez que practica la misma maniobra y que no tiene ninguna capacitación especial, sino que actuó porque había visto antes cómo sucedían esas cosas.

La historia no se completa si no se cuenta que Koné es oriundo de Togo, en el áfrica occidental. Cuando ingresó al campo de juego ese día, en República Checa, los hinchas de su equipo contrincante le gritaban «mono» por su pigmentación en la piel y su origen africano.

Tuvieron que terminar aplaudiéndolo. Según el médico, de no haber actuado no habrían podido evitarle la muerte