Desde muy temprano en Madrid, España, comienzan a armarse las «colas del hambre». Un fenómeno llamativo, tal vez, para sociedades europeas que se presentan como modelos a seguir para otros países. Las mismas tuvieron origen en 2019 durante la pandemia cuando muchas familias perdieron sus ingresos. Y ahora toman nuevamente relevancia por las consecuencia de la guerra en Ucrania y la inflación que se ha desatado en toda Europa. La situación fue detallada en un informe periodístico de la CNN en Español.
«Muchas familias nos dicen que necesitan recurrir a las colas del hambre porque no pueden pagar el aumento de los precios de los alimentos. Porque ha subido todo, los alquileres, los alimentos», expresó Corrado Gimenez, fundador de la Fundación Madrina.
Ese país, gobernado por Pedro Sánchez, ha visto una inflación anual que se situó en el 9% hasta septiembre, dato proveniente del Instituto Nacional de Estadísticas. Los productos básicos como la leche, los huevos y el aceite aumentaron un 20% comparado a los precios del mes de agosto del 2021 y 2022.
El desempleo, la pobreza y la desigualdad aumentan día a día, explican. El 30 % de la población en 2021 se encontraba en riesgo de pobreza. Las familias con un empleo formal no llegan a fin de mes y deben decidir entre pagar cuentas o comer. Un gasto de importancia es la energía que en toda Europa ha aumentado increíblemente, rozando precios desorbitantes y preocupando ante la proximidad de un invierno que se vuelve incierto.
«Mi marido tiene un trabajo de media jornada y por ahí vamos avanzando algo. Pero no es suficiente para nada. El niño va al colegio hay que pagar, la niña va a la guardería, hay que pagar el piso, la factura, la canasta básica. Y prácticamente él lo único que cobra son 1 mil euros brutos, o sea es más lo que sale que lo que entra» contó Malena Pérez, cubana residente en Madrid.
Desde la Fundación privada Banco de Alimentos de Madrid, señalan que registran un incremento de los beneficiarios desde diciembre de 2019 : «han crecido además con un nuevo perfil de beneficiario, es decir, se están solicitando ayuda alimentaria personas de clase media, parejas jóvenes, inmigrantes recién llegados que nunca antes habían solicitado alimentos».
Además, explican, las donaciones han ido bajando y se calcula en un 40% menos de donaciones. Pero aún lo peor no llega, dicen los responsables de estos servicios, ya que se espera que el invierno recrudezca la situación: «creemos que van a subir muchísimo más las colas del hambre cuando empiecen las calefacciones, cuando empiece a pagar el precio de la luz».