Las hermanas Luik competirán en la misma edición, la misma disciplina, la misma distancia y lo que supondrá un desafió adivinar quién es quién.
Nadadoras de formación, guardavidas medio día en una pileta de Tartu, el técnico Harry Lemberg las descubrió en la universidad y, entre sus directrices y las concentraciones en Kenia, su estilo se ha homogenizado hasta ser hoy indiferenciable.
Las tres además suelen correr en grupo y es posible que, por sus marcas, finalicen al mismo tiempo: la más rápida, Leila, llega a Río con una marca de 2:37 (Shanghái, 2013); Liina, que fue bailarina, lo hace con un tiempo de 2:39 (Pekín, 2015); y Lily, la última en conseguir la plaza, cuenta con un crono de 2.40 (Valencia, 2015).
El diario El Mundo de España destaca que su popularidad en Estonia es elevada, de hecho, una iniciativa popular quiso que fueran designadas abanderadas, pero parece difícil que ese nombramiento llegue: la gloria del país, pasa por el judo, la lucha y el disco.
Una de las trillizas, Lily, aseguró:
Nuestra posición y nuestro tiempo no es tan importante. Haremos todo lo posible para apoyarnos unas a otras en Río. En realidad, que estemos las tres en los Juegos es un milagro: la mínima era exigente y evitar los contratiempos es complicado.