«Lo de Bolivia se llama golpe de estado«
(Publicación pedida)
El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales sufrió en las últimas horas un golpe de estado que lo llevó a la renuncia a su cargo. El intento golpista y desestabilizador ya había ocurrido en otras ocasiones en ese país así como en otros de América Latina, en donde los dirigentes que no forman parte del grupo de obediencia de los países centrales y los grupos concentrados de poder económico, son hostigados hasta su derrota. Evo fue víctima de ataques mediáticos, persecución judicial y falsas acusaciones de corrupción, una operación básica que se viene suscitando en los últimos años, conocida como “golpe blando”.
Nada de eso pudo interrumpir el proceso democrático y transformador que encabeza en Bolivia, por lo que se llegó a reciclar el viejo modelo de los golpes de estado en la región. Fuerzas policiales, militares, civiles violentos apoyados por grupos poderosos llevaron a la renuncia a un dirigente que decidió no derramar sangre civil en las calles de su país. Las fuerzas antidemocráticas que lo enfrentan y no pudieron vencerlo en las urnas estuvieron a cargo de rebeliones armadas, secuestros, amenazas y torturas a ciudadanos bolivianos, así como también funcionarios y ministros. Al equipo de seguridad del presidente le ofrecieron 50 mil dólares para entregarlo y que lo capturen y posteriorme saquearon su hogar. La propia hermana de Evo Morales sufrió el incendio de su vivienda en este feroz hostigamiento.
Tal y como afirmó nuestra compañera y vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, “lo de Bolivia se llama Golpe de Estado”. La coyuntura latinoamericana nos hace estar en alerta, sabiendo y conociendo la metodología de quienes, en nombre de la democracia y el republicanismo, llevan adelante procesos golpistas que nada tiene que ver con la voluntad popular, sino con la defensa de intereses para unos pocos. De cara al futuro también resulta fundamental desenmascarar y desestructurar a distintos organismos internacionales como la OEA, que sólo son patas orgánicas de los países centrales y los grupos hegemónicos para legitimar y garantizar invasiones, saqueos, golpes de estado, torturas, secuestros y asesinatos.
La derecha ha posado nuevamente los ojos sobre nuestro continente y está dispuesta a romper el orden institucional de cualquier forma con tal de mantener sus intereses intactos. Defendamos la democracia y garanticemos a los pueblos la libertad de elegir a sus representantes. La falta de repudio de sectores que aún son oficialistas en nuestro país dan muestras claras de qué lado se posicionan frente a este atropello escandaloso y atroz. Vivan los gobiernos populares que mejoran día a día la vida de sus ciudadanos y fuera los procesos conservadores que sólo traen hambre y muerte.
Julieta Garello
Fuerza Peronista