El padre Tomás nos recibió en su despacho de la Iglesia Asunción que él mismo vio levantarse cuando no era poco más que nada. Lo rodea la sencillez que lo caracteriza y con esa misma sencillez nos responde y nos deja pensando cómo su propia vida y su vocación sacerdotal no estuvo exenta de las propias indecisiones e inseguridades pero que al final lo guiaron y lo fortalecieron.

-Buenos días Padre ¿qué es lo que se lleva de estos 25 años cumpliendo su labor en Chacabuco?

-Una experiencia hermosa que me emociona mucho cuando pienso cómo llegué a Chacabuco recién ordenado sacerdote. Me ordenaron un día 17 de diciembre de 1983 y el 5 de enero de 1984 ya estaba acá en Chacabuco, pasa que yo vengo de una situación muy especial, por eso que valoro lo que recibí acá. Yo hice una introducción en este estudio de ser sacerdote, estudié en Chile 5 años en la universidad para ser ordenado diácono, pero había muchas cosas que no las tenía claras y eso produjo en mí una crisis que me llevó a replantearme toda esa situación durante un año y medio con el rector del seminario que no me quería dejar salir. Y se trataba de que yo tenía que tomar una determinación, esa determinación fue muy importante en mi vida porque cuando el hombre toma una decisión tan importante y trascendente lo hace madurar. Y esa decisión me hizo madurar. Mi salida del seminario fue rotunda y me querían retener diciéndome «quedate dos años afuera y después vuelve» y no, si yo me retiro me retiro en serio. Entonces me retiré y parece que hizo un borrón positivo en mi vida, que dije «es otra etapa». Esa etapa la viví en Argentina que fue la etapa del trabajador, ya que en Chile se vivía una etapa económica malísima y una situación que no era propicia para poder yo desarrollarme y alguien me aconsejó «en Argentina hay trabajo y hay comida» y me vine, solo, y me ubiqué con una familia aquí en Chivilcoy. Lo que pasó fueron 8 años que yo me olvidé de todo y Dios después de esos 8 años me llamó de vuelta, gracias a la Virgen. Bueno, contar todo eso es largo, pero lo que pasó es que de pronto me encontré de vuelta en el seminario y en un año ya era ordenado sacerdote, de modo que llegué a Chacabuco diciendo «bueno, voy a leer todos los documentos del vaticano segundo», empecé a leer despacito y la gente me ayudó mucho a madurar en la vida sacerdotal, lo hice con muchas ganas y estoy muy satisfecho.

-¿Qué sintió al enterarse que lo nombraran persona destacada?

-Es una satisfacción grande, inmensamente grande, porque uno no se da cuenta, yo no me dí cuenta de cómo pasó mi tiempo, estos 32 años en Chacabuco, de modo que yo no pude hacer un balance de lo que hice, lo hice porque se fue dando. Sí sentía que tenía una buena conexión con la gente, lo político también, mi relación era lo normal, esencialmente con la gente enferma, con la gente pobre. Uno sufre mucho porque uno ve tanta necesidad y se siente impotente por no poder hacer nada, entonces lo que me da fuerza es que una palabra de aliento es muy importante. Mucha gente llegó a este lugar a plantearme muchos problemas, pero de repente se iba diciéndome «me voy realmente satisfecho», y eso me alentaba, el escuchar a la gente, el alentar a la gente, el decir una palabra de luz para que vaya buscando la misma persona una solución a todos los enredos que se producen en el corazón del hombre, eso me daba mucha satisfacción y seguridad que lo que necesita la gente muchas veces es ser comprendida, ser escuchada y ser alentada con una palabra.

-¿A qué se refirió exactamente cuando dijo gracias y perdón?

Gracias por todo lo que la gente de Chacabuco me entregó, porque mi sacerdocio lo fui madurando con la misma gente, la misma gente me fue haciendo sacerdote. Y perdón porque soy consciente que muchas veces no respondí a lo que la gente me pedía, ya porque se me complicaba por el trabajo, se me complicaba por diversos compromisos, y hasta a veces anotaba en un papelito «hay que visitar a fulano de tal» y cuando me quería acordar ya había pasado un mes o dos meses y yo decía «qué será de esa persona» y encima me venían nuevos trabajos, nuevas peticiones y no podía responder a todas, así que pido perdón a la gente que esperaba mucho de mí y yo no se lo pude dar.