Vivimos tiempos donde la autopercepción es tomada en cuenta como una forma legítima (y legal) de la construcción de la identidad. Ya no es el Estado quien establece esa identidad ni son los criterios médicos anatómicos lo que establece quién soy. Un cambio meteórico se ha operado en la última década (ganada) en la Argentina y que explica buena parte de la posición de vanguardia que tiene el país en esta materia.

Es obvio que la ley de identidad de género y de matrimonio igualitario han significado un paso clave para la democratización de nuestro tiempo, un hito luego en un largo camino que comenzó mucho antes. Nadie mejor ha dado cuenta del camino recorrido que la militante por la libertad de género y los derechos de la comunidad travesti Lohana Berkins que ha cumplido un papel insoslayable y a quien tanto reconocimiento debemos.

Fallecida en 2016 Lohana conoció la discriminación, el prejuicio y la violencia (institucional, social, política, policial) que es común a quienes fueron inscriptos bajo un género y se perciben con otro. De esta etapa hasta su participación en diferentes colectivos de defensa de los derechos, la llegada a la legislatura como primer empleada trans en 2000 y sus ideas políticas están plasmadas es tres entrevistas que forman parte del último libro de María Moreno, titulado Loquibambia. (Sexo e insurgencia).

María Moreno es periodista, narradora y crítica cultural. Nació en Buenos Aires y lleva publicados muchos libros de ficción y no ficción entre los que se destacan El affair Skeffington (1992), la autobiografía Black Out (2016) e Y que se rompa todo corazón (2019).

Loquibambia es una serie de narraciones, entrevistas, artículos que dialogan principalmente con el género, la identidad, las formas y la naturaleza de la sexualidad. No desde la teoría sino desde la pregunta, la escucha, la palabra.

Preguntas en torno al sadomasoquismo, la homosexualidad en las trincheras de Malvinas, la sordera vista por Oliver Sacks, la exzona roja de calle Godoy Cruz, o los artículos que evocan a Copi, a Wilde el usurero, a Pedro Lemebel, Néstor Perlongher, Alejandro Kuropatwa, Arturito Álvarez todo reunido en un libro con un criterio claro pero que se va descubriendo a medida se avanza.

Moreno, no es la única, se reconoce educada en parte por Lohana Berkins, una afirmación que al desconocer la entrevistada se ignoraría su certeza, la facilidad con la que Berkins se relaciona con el interlocutor y la pedagogía con la que transmite la experiencia.

Por eso los tres capítulos finales son de Lohana. Ahí está su voz escrita abrazada por la crónica sin igual de María Moreno. En ellos el lector alcanza en breves páginas el fondo de la experiencia de Lohana. Su infancia, su migración, la relación de exclusión con el sistema, pero sobre todo, su visión sobre cómo abordar y dar solución a los problemas.

Cómo Lohana construyó un bagaje de ideas políticas acerca del género en un contexto de suma adversidad, de dolor, pero sobre todo en una época de mucho transa y violencia: «Yo pensaba que era importante ir a lo de Mauro Viale, hasta que me di cuenta que lo que hacés ahí es exponerte vos y no a la realidad. Mauro Viale responde íntimamente al presidente [Menem]. Expone travestis que dicen boludeces y se pelean por el rímel. Así tapa la realidad de la represión policial, que es cada día más impune. Además, la gente que te ve ahí dice: ‘Qué las van a reprimir o invisibilizar a estás, si están todo el día en la TV'».

El final conmueve con esa «Lohana maestra», que estudia para lograr poner su cuerpo al aula, esa profesión que es el fetiche de la movilidad social. «Yo me voy a enfrentar a los niños como una docente. Mí identidad de género no es precisamente lo que va a aflorar. Lo que va a estar en juego va a ser si soy clara o si soy muy verborrágica, si puedo dominar la clase, si tengo conocimiento. La mirada cruel no es de los niños, sino de los padres que le transmiten cosas desde sus deseos reprimidos y les imponen tabúes donde no los hay». Y Berkins relata la anécdota de cuando paseaban en el parque con une amigue de la adolescencia. Un niño comía un pancho con la coca, se le acercó el padre y le dijo «mirá los maricones». Lohana se pregunta y responde con valor pedagógico: «¿Qué era más interesante para él, las mariconas o el pancho y la coca? Obviamente el pancho y la coca».

Por David Chiecchio

MORENO, María. Loquibambia. «Sexo e insurgencia». Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2019, ps. 149.