Los padres del niño cuyo cadáver fue hallado a la vera de la Ruta 11, dialogaron con un canal local y comentaron cómo fueron los hechos.

Eusebio Fernández (38) y Daisi (34) con los padres del pequeño Matías, que tras un accidente hogareño falleció el 10 de marxo pasado y enterrado en la localidad de Otamendi.

Según comentaron, el niño falleció por un accidente doméstico al ingerir un globo bombucha. Al arribar al hospital le practicaron las atenciones que no dieron fruto y el niño finalmente falleció.

El caso originalmente fue investigado porque había dudas con respecto a su muerte, pero luego de los resultados forenses la causa fue archivada, ya que confirmaba la versión de que se trataba de un accidente doméstico.

Sin embargo, luego del velatorio, en el momento que se disponían al entierro en el mencionado cementerio de Otamendi. En una entrevista con Canal Diez de Mar del Plata el encargado del cementerio señaló que el entierro transcurrió «todo normal».

Pero los padres discrepan con esta versión y recuerdan que cuando tuvieron que enterrarlo, la tumba perforada en el piso de tierra era poco profundo y más pequeño que el tamaño del cajón.

«Un sobrino mío que fue al entierro agarró una pala para cavar más porque el cajón sobresalía de la tierra«, contó a Télam el padre. A lo que la madre agregó: «Le pedimos a la gente del lugar que cavara más, porque el pozo era corto y poco profundo. Nos dijeron que caváramos nosotros, pero no pensamos nada extraño, la verdad. No imaginamos nada raro».

El hallazgo del cuerpo fue cubierto por muchas hipótesis, pero finalmente se reveló que el episodio no se trataba de un crimen, sino de algo un tanto más extraño.

Matías fue enterrado el 13 de marzo pasado, y luego de que se establecieran las posibilidades de que se tratara del niño enterrado, la fiscal del caso ordenó la exhumación del cadáver.

Al proceder, quienes realizaron la tarea hallaron que el féretro estaba violentado y que en su interior sólo había unas prendas que los mismos padres habían colocado.

La fiscal, que había ordenado detenciones, decidió liberar al dueño de la funeraria pero mantener privado de su libertad a Carlos López, encargado del cementerio, por «contradicciones en su declaración».

EL MÓVIL DEL HECHO

Marcela González es una de las abogadas que representa a la familia, y comentó en una entrevista por radio que la causa está a punto de caer en la nada, ya que no puede establecerse el móvil que llevó a que esto se realice.

Nos topamos con un vacío legal que nos pide si o sí justificar el fin de lucro, sino será solo una contravención. Esto se entiende así desde el 1800 cuando un grupo llamado los Caballeros de la Noche comercializaban cadáveres, estamos en condiciones de actualizar esto”, explicó.

Y dudó que se trate de un robo de cadáveres, ya que en ese caso no se habría encontrado.