Ayer pasadas las 22.00 horas el tribunal supremo de Curitiba emitió un fallo histórico que permitirá al expresidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva comenzar un franco proceso para recuperar su libertad.

Da Silva se encuentra preso hace 579 días a partir de un juicio iniciado a instancia de una denuncia sin sustento, pero que igualmente avanzó en los tribunales en manos del enemigo político de Lula, el exjuex Sergio Moro, que ahora es Ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, el depreciado presidente de Brasil.

La sesión del Tribunal Supremo se extendió durante varias horas, en la que los jueces debían decidir si Lula fue víctima de una caso de lawfare al ejecutarse su sentencia sin que esté firme. Finalmente los magistrados votaron 6 a favor de Lula y 5 en contra.

En el proceso judicial contra Lula se comprobó que hubo pruebas falsas y procedimientos judiciales al margen de la ley, violando el derecho a la justa defensa y a la presunción de inocencia. El caso fue relacionado al mayor escándalo político de corrupción empresaria conocido como Lava Jato, investigación que se desvió para acusar a Lula.

El sitio The Intercept ha revelado comunicaciones e información sensible de cómo se operó contra Lula, dejando en evidencia precisamente las espurias maniobras para llevarlo a la cárcel e impedirle de ese modo la posibilidad de ser presidente.

Ahora, la defensa de Lula ya trabaja en solicitarle a la jueza Carolina Lemos (aliada de Sergio Moro y de Bolsonaro) la excarcelación de Lula.

Se espera que la libertad de Lula se demore, pero que termine por producirse más tarde que temprano. Lula es el principal opositor a Bolsonaro.

Desde Argentina, el presidente electo Alberto Fernández celebró la decisión: