Ayer una multitud se concentro en la plaza de los dos congresos, en Buenos Aires, para acompañar a Graciela y Silvino, los padres de Fernando Báez Sosa, el joven que fue asesinado a la salida de un boliche por un grupo de jugadores de rugby. En Chacabuco también hubo marcha.
Fernando estudiaba en el colegio marianista de Caballito, un colegio privado religioso que lo había becado, por eso el acto invocó en varias oportunidades a Dios y se dio lectura al mensaje que el Papa Francisco le envió a los padres de Fernando.
El joven fue asesinado el 18 de enero, y tenía planes para su vida. Se preparaba para inscribirse en la carrera de abogacía en la Universidad de Buenos Aires.
Fue cuando vacacionaba en Villa Gesell, a la salida del boliche, un sábado a la madrugada que el grupo de 8 personas (o más) le quitó la vida a golpes. Ya se ha hablado de los mil y un detalle del crimen que certifican la alevosía con que procedieron.
En ese lugar, donde lo mataron, el obispo de Mar del Plata ofició una misa para recordar el mes. Allí también hubo una multitud y en el árbol cerca donde lo mataron se ha generado un cuasi santuario.
En Buenos Aires, se había montado un escenario para que hablara la familia de Fernando. «Dios te tiene en el cielo», decía una bandera detrás. Hubo un locutor que presentó y comunicó hasta que Graciela tomó la palabra. El padre, Silvino llevaba colgada la bandera hermana del Paraguay.
Antes de las palabras de Graciela, el locutor agradeció a la comunidad marianista, al Papa Francisco, a las ONG que los apoyaron y a todas las entidades religiosas, al gobierno nacional y al gobierno de la ciudad.
La imagen de Graciela era frágil, de una mujer manejando sus emociones al límite de sus posibilidades. Tan así que al concluir se desvaneció: «No le dieron oportunidad de defenderse», dijo y recordó a Fernando como «Un chico decente, bueno, que amaba la vida, que amaba a su prójimo«.
«Tenía una meta, un objetivo de realizar, lo tenía escrito y lo que le hicieron nos arruinó la vida», se incluyó en la tragedia Graciela. «Se que nunca volverá por culpa de lo que le hicieron», relató en llanto desconsolada la ausencia de su hijo.
«Quiero justicia por lo que le hicieron», pidió mientras los asistentes pedían «Justicia, justicia» y «asesinos, asesinos».
«Amaba a su novia, eran felices», relató el cuadro de vida de Fernando, «tenían un proyecto juntos de llegar a ser abogados los dos».
Y volvió a su pedido, tal vez uno de los consuelos ante tamaña perdida: «Quiero justicia, quiero que me paguen lo que me hicieron». «Deben pagar lo que le hicieron», insistió Graciela mientras trinaba de nervios, dolor y angustia.
«Gracias Dios» finalizó y se desvaneció. En el público estaba presente el padre de Pablo Ventura, el joven al que los jugadores se rugby habían señalado falazmente como autor del delito y que fue detenido por unas horas.
En Chacabuco
A la misma hora un grupo de unos 100 vecinos se reunieron en plaza San Martín para reclamar justicia por el crimen de Fernando. Con algunas pancartas, los vecinos marcharon rodeando la plaza.
El grupo era en su mayoría mujeres. Aproximadamente luego de una hora se desconcentraron. La consigna fue justicia por Fernando. Una de las concurrentes declaró a Chacabuquero que «En Chacabuco también nos puede pasar».
En O’Higgins, informó el mismo medio, también hubo una manifestación por el crimen del joven.