El 10 de noviembre nuestro país celebra el Día de la Tradición en homenaje al nacimiento, en 1834, de José Hernández, poeta, político y escritor responsable de haberle dado vida a uno de los personajes de mayor trascendencia de nuestra literatura: Martín Fierro, cuyo nombre incluso ha superado en popularidad al de su creador.

La Posta entrevistó para reflexionar en este día a María Cecilia Bertella, profesora de literatura y con una larga trayectoria en lo educativo, gremial y político, punto de vista desde el cual criticó el rol del Estado por la escasa difusión de esos valores: «esperemos que en algún momento desde el Estado, desde las secretarías de culturas se trabaje para valorar más todas las cosas importantes que tenemos«.

-¿Por qué en el día de la tradición se lo recuerda a José Hernández?

-El Martín Fierro se instaló como un libro emblemático, tenía mucha relación con el personaje, un poco prototípico, de lo que sería «el ser nacional» que era el gaucho. Como esta obra habla específicamente sobre el gaucho, con sus defectos y con sus virtudes –como dice José Hernández-, pienso que viene de ahí la idea de instituir en el día del nacimiento de José Hernández el día de la tradición. Estuve investigando un poco y en realidad fue la idea de un grupo de personas que tenían una especie de centro de estudio en la plata en 1938, que empezaron a plantear esta cuestión, que por ahí había que establecer una fecha como día de la tradición y relacionarlo con José Hernández y con el Martín Fierro. Presentaron un proyecto en el Senado, que se aprobó, y a partir de 1939 o de 1940 se estableció que el 10 de noviembre era el Día de la Tradición.

-¿Y qué significa o que significaría la aparición de esta obra del Martín Fierro?

-Es una historia muy interesante, porque José Hernández era una persona que cuestionaba al modelo de país instalado en la época en que vivió. Era un discutidor, incluso tomó armas en contra del gobierno centralista. Era un tipo polémico. Cuando escribe el Martín Fierro, por supuesto que los círculos literarios consideraron que era un libro menor, empezando por el personaje central que era un gaucho. La generación del ’80, consideraba que el gaucho o todo lo que fuera expresión de barbarie, tenía que ser aniquilado -lo dijo Sarmiento en algún momento, aunque hay distintas posiciones- pero cuanto menos, neutralizado. En esa época el gaucho es considerado un bárbaro y es perseguido y es sometido prácticamente a una vida de esclavo, trabajando en el campo sin documento, castigado y mandado al fortín ante el menor problema. El gaucho es el referente, es el perdedor, es el marginal de esa época. Se había fomentado mucho desde la generación del 80 la llegada de inmigración como una idea de purificar la raza y lograr tener un perfil de ser nacional más parecido al europeo que al indio y que al gaucho.

José Hernández era una persona que cuestionaba al modelo de país instalado en la época en que vivió

No les salió muy bien, porque se produjo un fenómeno muy hermoso y muy interesante, que es que los inmigrantes que llegaron de Europa se integraron a las comunidades autóctonas y se produjo un ensamble, un cruce de culturas y una absorción de una y otra cultura, pero en la generación del 80 eso genero ruido, le generó problemas porque entonces ¿cuál era el ser nacional, el prototipo de país o de ciudadanos que queríamos? En ese sentido se trabajó mucho a través de la creación de escuelas, instalando un modelo de ciudadano que tenía que ver más con el modelo del ciudadano instruido, nada que ver con el gaucho. En ese contexto José Hernández publica el Martín Fierro y se produce un acontecimiento muy interesante relacionado con la vida de los pueblos y a veces inexplicable: fue el éxito rotundo del Martín Fierro. Las comunidades más pobres se sintieron representadas por ese gaucho, esas comunidades la mayoría de las veces eran analfabetas y dicen los estudiosos que en general se reunían en algunos lugares y siempre había uno que sabía leer, que se encargaba de leer la vida de este gaucho, que era la vida de ellos. Ellos se sintieron representados por este libro y fue tan fuerte el éxito de esta obra que se reeditó y después apareció «La Vuelta del Martín Fierro». José Hernández dice «la vuelta la pidió la gente», necesitaban que ese gaucho que se había ido a esconder en las tribus de los indígenas volviera. Entonces él crea, escribe la vuelta y el éxito fue tremendo. Creo que ese éxito finalmente se impuso por sobre los circuitos literarios y políticos que lo subestimaron, que subestimaron al gaucho y que subestimaron a José Hernández. Aparecieron algunos estudiosos de la literatura que empezaron a valorar esta obra como algo muy importante, como una obra con mucho peso literario y mucho peso político porque la historia del Martín Fierro es la historia de los marginales de esa época y creo que se impuso por su propio peso, entonces terminaron los circuitos literarios, y aún con el poder político, por aceptar esta obra.

ese gaucho como Martín Fierro no existe más, pero sí existen los pobres y los marginales

-¿Y qué valor tiene esta obra justamente en la actualidad? o ¿qué valor debería de tener?

-Tiene un valor literario muy grande, porque a pesar que José Hernández dice que él pone en boca de gaucho giros y maneras de hablar que son propias del gaucho, y nosotros, que conocemos gente de campo, sabemos que tienen esa manera de hablar, que es muy poética, que es muy graciosa a veces, pero eso no implica que José Hernández no haya sido un gran escritor. Contar una historia en versos no es fácil. La importancia que tiene para mí es, por un lado literaria, y por el otro lado social y política. Es la expresión de un momento histórico en el país, pero a mí me gusta mucho vincularla con la actualidad. Cuando uno lo lee hoy, sin ponerse en el lugar del gaucho, porque ese gaucho como Martín Fierro no existe más, pero sí existen los pobres y los marginales, y poner las palabras de Martín Fierro en boca de un marginal de hoy tiene absoluta vigencia. Los males que sufrían ellos, los sufre mucha gente hoy y esa es la vigencia que tiene desde el punto de vista social y político.

El Estado tiene una asignatura pendiente en cuanto a revalorizar nuestras tradiciones

-¿Que reflexión harías en el marco de la celebración del Día de la Tradición?

-Creo que el Martín Fierro es el puntapié inicial para ponernos a reflexionar sobre otras tradiciones que se han ido sumando. Hay muchas tradiciones que están contadas en el Martín Fierro que tienen que ver con los valores del gaucho, con sus costumbres, con muchas de esas cosas que perduran y que perduran gracias a la tradición, a ese transmitir de generación en generación, pero se han ido sumando otras cosas, cosas positivas. Creo que lo que busca una comunidad festejando sus tradiciones es sostener las cosas positivas que como comunidad tenemos y me parece que hay que ir sumando otras cosas además de lo que plantea esta obra. El 10 de noviembre, puede ser el puntapié inicial desde Martín Fierro para ir analizando qué otras tradiciones hemos ido incorporando y qué otros valores tenemos como sociedad. Me parece que tenemos muchos valores y que tenemos que trabajar desde la sociedad y desde el Estado. El Estado tiene una asignatura pendiente en cuanto a revalorizar nuestras tradiciones. El primer encargado es el pueblo que las contiene y las transmite, pero el Estado tiene una función muy importante de polea de transmisión que es ineludible. Así que seguiremos como pueblo sosteniendo nuestras tradiciones más lindas y esperemos que en algún momento desde el Estado, desde las secretarías de culturas se trabaje para valorar más todas las cosas importantes que tenemos.