Cuando el presidente de la Nación decidió pagar los montos que reclamaban los fondos minoritarios que no habían accedido a las ofertas de los gobiernos anteriores, el país finalmente salió de lo que se conoce como «default» y que le había valido al país una calificación dudosa como deudor, lo que le impedía acceder al mercado internacional de capitales.

Sin embargo, la calificadora de riesgo Moody’s (cuestionada últimamente por problemas en sus calificaciones, particularmente en la crisis estadounidense) mejoró a posición Argentina de estable a «positiva». Ya con la calificación de estable el gobierno nacional había accedido a la posibilidad de contraer nuevas deudas. Esta calificación le permite seguir por esa senda.

Según Gabriel Torres, vicepresidente de Moddy’s, la perspectiva positiva «refleja una mayor probabilidad de que esas políticas, y las mejoras en la fortaleza institucional que reflejan, sean sostenidas e impulsen mejoras duraderas en el perfil crediticio». Es decir, la confianza de los mercados bursátiles con respecto a la evolución de la economía argentina.

En este mismo camino, se conoce que el gobierno nacional realizó numerosos esfuerzos para poder ingresar de nuevo a los créditos del FMI, para lo cual el organismo solicitó que se apruebe el artículo cuarto que establece que podrán auditar las cuentas gubernamentales.

Sin embargo, la mejora en la calificación no es definitiva, y deberá consolidarse o no en el plazo máximo de 18 meses. A ello se suma que la calificadora señaló que una de las cosas que el gobierno debe hacer para que suceda esto es reducir el déficit fiscal, lo que traducido significa un mayor ajuste sobre las cuentas del Estado.