El envío al Congreso de un proyecto que legaliza el aborto suscitó por todos lados manifestaciones de apoyo. Es el resultado de una larga campaña de discusión, concientización, sensibilización y empoderamiento de los derechos de las mujeres. Ese cambio de prioridades se refleja en diversos artistas y hechos culturales, de allí el interés en presentar a la compositora y cantante Karina Vismara, que tiene una identidad muy fuerte que condensa diferentes estéticas en un conjunto de temas que la rompen.

Algunos llegan escuchando «Nada, Nadie», y otros con «Montaña». Todos temas que logran ser muy originales. Apenas uno los escucha entiende que no lo ha escuchado antes, no hay comparaciones, Vismara intenta y busca eso diferente que se da en un cruce de tradiciones diferentes pero también (esto es importante) de temáticas.

Y a todas las temáticas parece dominarla una: la mirada del mundo de las mujeres. En «Nada, Nadie» aparece quien «no sabía qué hacer» porque «no lo podía tener» y entonces «se acostó/ allí se acurrucó/ y se pidió perdón»: «sus lagrimas guardó junto a su corazón/ temía que al hablar la fueran a juzgar».

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Con un sonido muy backyard Vismara también compuso «Qué fácil es hablar» donde dice «qué facil es decirle a ella ‘hacés todo mal’/ cuando no te pasa a vos». Al fin: «qué fácil es hablar, fácil criticar/ uhh que fácil es hablar».

Pero a una artista tan completa y cuidadosa como lo es Vismara no la describe esto porque su obra tiene todo el poder del rock, mucha onda (buena) y joyas únicas, como su canción «Nerea» que toma la historia de una cautiva para la letra y en la música está la reminiscencia pampeana, de las corridas de los malones.

En «Persona» aparece la problemática del empleo, el drama de trabajar. En «Selva» es el consumo, las cosas nuevas que no se saben porqué se compran: «cómplices de la destrucción».

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