(PUBLICACIÓN PEDIDA)

Sólo pensar que los dólares y euros que se robaron los pesaban ya es asqueroso, pero el hecho de verlo es de por sí violento. Como le gusta parafrasear a La Cámpora: «Violencia es mentir».

Las similitudes del menemismo y el kirchnerismo son, cada día que pasa, más indisimulables. La utilización  del poder público para enriqueserse es la misma, aunque hoy nadie se hace cargo de haber sido parte y apoyado la década robada de Menem, Duhalde y Ruckauf.

A nivel local, en nuestro Chacabuco, los dirigentes del peronismo acompañaron y fueron funcionarios en los años ’90. Recuerdo las visitas y la declaración de «Huésped de honor», el formar parte de las listas sábanas y avalar el vaciamiento del país, el justificar «se roba pero se hace», el silencio ante la impunidad de los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel, el silencio ante la muerte de José Luis Cabezas, la complicidad ante los despidos produciendo la mayor tasa de desempleo en la historia de nuestro país.

Esos mismo dirigentes, los de los ’90, hoy callan nuevamente ante la evidencia. Tratan de pasar desapercibidos en la sociedad, y ensayan una suerte de crítica al gobierno de Cambiemos para no dar explicaciones del robo al que sometieron nuevamente  a la Argentina.

Ninguno de ellos explica cómo la ex familia presidencial y sus amigos pasaron de mendigos a millonarios  en segundos, y en nombre del modelo nacional y popular volvieron a vaciar el país y llenarse los bolsillos.

Me gustaría ver hoy al cuerpo oficial de actores aplaudidores y reídores de Néstor y Cristina colgarse el cartelito en el pecho pidiendo perdón y que devuelvan la plata que se llevaron. A los periodistas de todo orden preocuparse menos por querer generar una grieta entre la UCR y el Pro y más por reflejar lo que el gobierno, en nombre de lo nacional y popular se robó.

No dejemos que los mismo que nos engañaron en los ’90 lo vuelvan a hacer. En poco tiempo los veremos armando estrategias para decir «yo no fui» y volver a intentar ocupar espacios de poder que les permitan, en nombre de la derecha, izquierda o centro, vivir sin sobresaltos económicos.

Mario Dicundo, Subsecretario de Gobierno.