Santiago Blanco Bermúdez, el letrado del ex espía Horacio Antonio Stiuso, aclaró ayer que su cliente “no tiene pruebas directas de que a Alberto Nisman lo hayan asesinado. Tiene una interpretación de los precedentes que pudieron llevar a que a Nisman lo mataran”.

De esta manera, dejó aún más huérfana la declaración del agente de inteligencia ante la jueza Fabiana Palmaghini, quien había señalado que el fiscal fue asesinado por un grupo ligado al gobierno kirchnerista. Pero cuando se le preguntó sobre la forma en que entraron y salieron del edificio Le Parc, sostuvo que “eso es fácil, pues la custodia, cuando uno tiene de enemigo los iraníes, no tiene sentido”.

En su especulación sobre lo ocurrido, Stiuso hizo una curiosa interpretación sobre el arma que mató a Nisman.

Expresó que: “No me parece que Alberto hubiera pedido prestada una pistola para defender a sus hijas. Pero puede ser que el comando haya entrado al departamento del fiscal y se encontró con el arma de Lagomarsino. Entonces aprovecharon la oportunidad y simularon un suicidio”.

No obstante, puede apreciarse también cierto vacío o vaguedad, pues si la muerte de Nisman fue perpetrada por un grupo sofisticado iraní, no queda claro por qué no aprovecharon que Nisman anduvo por el mundo sin custodia en las semanas anteriores. Sin ir más lejos, el fiscal paseó por Europa sin ningún guardaespaldas. En cambio, los infalibles iraníes prefirieron meterse en un edificio en pleno Buenos Aires, con vigilancia privada, dos prefectos y dos policías federales a cargo de la seguridad. La hipótesis de que estuvieron todos comprados no tiene respaldo ni en la lógica ni en el expediente.

Desde el punto de vista internacional, el hecho de que haya sido Irán, le calza perfecto a la derecha republicana norteamericana y a la derecha israelí. A esos sectores, les sirve para tener un argumento contra el acuerdo que firmó Irán con Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania. Y más todavía en medio de la campaña electoral norteamericana donde Medio Oriente es el tema del día.

Oscar Parrilli, el ex Director General de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), afirmó que el ex-agente es un hombre que trabaja para la CIA y el Mossad. Por eso está protegido por los Estados Unidos desde hace un año, cuando nosotros solicitamos a Interpol la declaración de alerta azul para que nos ayude a determinar su paradero”.

Desde el punto de vista judicial, la declaración de Stiuso debería ser intrascendente dado que no aportó ninguna prueba. Pero no obstante, la jueza Palmaghini le dió entidad. Usó la frase sobre los iraníes como una evidencia, pese a que se trató de una especulación, tal cual reconoció su propio abogado.

Con estos elementos, se redondeó la primera parte de lo que podría llamarse una operación para redirigir la mira al anterior gobierno y en especial, a la ex presidenta.